En torno a un 5-7% la población escolar de nuestro país padece trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH), según datos de la la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP). Un trastorno, además, que resulta mucho más frecuente en los varones –la prevalencia en la población masculina cuadruplica la de la femenina– y que, como recuerda la SEPEAP, si bien se inicia en la infancia, continua durante la adolescencia y la edad adulta en hasta un 40-70% de los casos.

La SEPEAP explica que  «el TDAH constituye un problema de salud pública dada su alta prevalencia durante la infancia; su inicio precoz, incapacitante y crónico; y su elevada comorbilidad, por lo que siempre deben investigarse otras patologías asociadas que conllevan un gran riesgo para el paciente».Diagnóstico

Descrito en el año 1902 por el doctor George Frederick Still, el TDAH presenta más de 50 formas distintas. Sin embargo, como alerta la SEPEAP, «su diagnóstico es complicado durante los primos años, si bien aumenta alcanzados los 6-12 años de edad».

Así, en los menores de 1 a 3 años con TDAH se observa variación temperamental en su interacción con la familia, así como impulsividad, alteraciones de la regulación y una adaptación social limitada. «No obedece, no respeta las normas y molesta, pudiendo haber alteraciones del sueño, del lenguaje y del desarrollo motor», apunta la SEPEAP.

Asimismo, en los preescolares de 3 a 6 años puede observarse una menor intensidad y duración en el juego, inquietud motora, déficits en el desarrollo, conducta desafiante, problemas de adaptación social, accidentes y dificultades en la coordinación motora.

Por su parte, en la etapa escolar de 6 a 12 años es cuando los síntomas se manifiestan de una forma más clara. De hecho, destaca la SEPEAP, «suele ser cuando aumentan las consultas a los profesionales de la salud. Es el grupo de edad para el que se dispone de la mejor evidencia científica, tanto para el diagnóstico como el tratamiento«.

Finalmente, en la adolescencia, si bien disminuye la hiperactividad y se mantiene la inquietud e impaciencia, «son frecuentes los problemas académicos, la baja autoestima y  problemas de comportamiento con la familia y el entorno, aumento de las conductas de riesgo: drogas, sexo, delincuencia, accidentes y violencia«, incide la SEPEAP.

Por todo ello, como concluye la Sociedad, el diagnóstico y tratamiento deben realizarse por un facultativo con experiencia. El tratamiento debe ser multimodal e individualizado tanto farmacológico como no farmacológico, con la coordinación de especialistas y el apoyo familiar, escolar y social.

– A día de hoy, 54 asociaciones de pacientes dedicadas al TDAH son ya miembros activos de Somos Pacientes. ¿Y la tuya?