En la madrugada de este domingo, 31 de marzo, se adoptará el horario primaveral –los relojes se adelantarán una hora a las dos de la mañana–, una circunstancia que, como explica la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP), si bien por sí sola no provoca trastornos mentales relevantes, puede llegar a agravar los ya existentes.
En palabras del doctor José López Rodríguez, presidente de la ASEPP, “este cambio de hora quebranta de forma brusca la adaptación progresiva del cerebro al cambio de luz solar; en consecuencia, el cerebro puede estresarse, provocando alteraciones en el sueño, un cansancio físico mayor del habitual, cierta tristeza o cuadros leves de ansiedad”.
Tal es así que, si bien el organismo tan solo requiere de dos o tres días para adaptarse al cambio, “las personas que padecen algún trastorno psiquiátrico notan más los efectos, y lo que comienza siendo un pequeño trastorno adaptativo deriva en una sintomatología más acusada”, advierte el doctor López Rodríguez.
Trastornos del sueño y ansiedad
Así, y en aquellos casos en los que los síntomas perduren, la razón no debe buscarse en los cambios de hora, sino “que más bien podríamos decir que el cambio ha sido el detonante de un trastorno de ansiedad o del sueño previamente presente en el paciente”, explica el doctor López Rodríguez.
El resultado es que las personas que padecen insomnio o dificultades para conciliar el sueño verán agravados sus problemas para dormir. Y de la misma manera, los afectados por un trastorno de ansiedad pueden sufrir tras el cambio un mayor grado de angustia.
Como puntualiza el doctor López Rodríguez, “el cambio de hora primaveral suele afectar más a aquellas personas que padecen ansiedad, mientras que el cambio horario otoñal afecta más a aquellos pacientes que sufren depresión”.
Alondras y búhos
Tras recibirla a través de la retina, el cerebro deriva la luz al núcleo supraóptico, que a su vez la envía al hipotálamo, responsable de la regulación de la secreción de las dos hormonas –la melatonina y el cortisol– que ayudan a regular los ritmos circadianos de luz y de vigilia/sueño.
Concretamente, la melatonina es responsable de la adaptación del organismo a los ritmos de luz, mientras que el cortisol marca los ritmos internos, permitiéndonos distinguir entre vigilia y sueño, y actividad y descanso.
En este contexto, y como refiere el doctor López Rodríguez, “se pueden establecer dos grupos según el ritmo de cortisol: las alondras y los búhos; así, las alondras tienen los niveles muy altos por las mañanas y, por tanto, son muy activos, mientras que los búhos tienen estos niveles más altos por las tardes”.
En consecuencia, las personas con un ‘perfil búho’ pueden acusar en mayor medida los efectos del próximo cambio de hora. Y para minimizar el impacto, la ASEPP recomienda “mantener los mismos hábitos y acostarse a la misma hora sin dejarse llevar por el ‘todavía hay luz’”; y es que “el sueño requiere de rutina y monotonía, el sueño es muy aburrido”, concluye el doctor López Rodríguez.
– A día de hoy, 316 asociaciones de pacientes dedicadas a los trastornos mentales son ya miembros activos de Somos Pacientes. ¿Y la tuya?