Las personas que viven cerca del ecuador podrían tener un riesgo significativamente mayor de desarrollar asma y alergias. Y no solo por la mayor variación de alérgenos consecuente con los climas ecuatoriales, sino sobre todo por la mayor exposición a los rayos ultravioleta B (UV-B) propia de esas latitudes. Así lo muestra un estudio llevado a cabo por investigadores de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Melbourne (Australia) y publicado en la revista Annals of Allergy, Asthma & Immunology, órgano oficial del Colegio Americano de Alergia, Asma e Inmunología (ACAAI).

En palabras de la doctora Vicka Oktaria, directora de la investigación, “la exposición a los rayos UV-B es mayor en las personas que viven en las zonas más cercanas al ecuador. Y este incremento en la radiación UV-B puede estar vinculado a la vitamina D, que se cree que da lugar a modificaciones en el sistema inmune que conllevan a un riesgo elevado de desarrollo de alergias y asma”.

Latitud cero

Hasta el momento se han desarrollado numerosos estudios que prueban cómo la latitud puede conllevar una variación de alérgenos en el aire por las diferencias en el clima o la vivienda –así como sociales y culturales–. Sin embargo, este es el primer trabajo que utiliza la ubicación de latitud de los individuos y la exposición a la radiación UV-B para examinar su asociación con la alergia y el asma.

Para llevar a cabo el estudio, los investigadores analizaron los datos de 1.369 niños y adultos incluidos en el Estudio Longitudinal de Salud de Tasmania (Australia), prestando una especial atención a la posible presencia de asma y/o alergias y a su lugar de residencia.

Los resultados mostraron que la incidencia de varios tipos de alergia –entre otras, la consabida ‘fiebre del heno’ y distintas alergias alimentarias– y del asma era mayor entre las personas que vivían en las zonas más cercanas al ecuador y que, por tanto, tenían una mayor exposición a la radiación UV-B.

Sea como fuere, y como ha apuntado el doctor Richard Weber, presidente del ACAAI, “las alergias y el asma son enfermedades graves que pueden ser potencialmente mortales si no se diagnostican y se manejan adecuadamente, por lo que deben ser siempre tratadas con independencia de la ubicación geográfica”. Más aún cuanto se tiene en cuenta que, según los datos del ACAAI, hasta un 75-85% de los pacientes con asma padecen también alguna alergia.

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