El estigma social resulta más dañino para los pacientes con trastornos mentales que los propios problemas de salud mental. No en vano, el estigma aboca a estos pacientes al aislamiento y la soledad, tal y como muestra el estudio llevado a cabo por la Federación de Euskadi de Asociaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (FEDEAFES), la Asociación Guipuzkoana de Familiares y Enfermos Psíquicos (AGIFES), la Asociación Ayalesa de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (ASASAM), la Asociación Alavesa de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (ASAFES) y la Asociación Vizcaína de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (AVIFES), miembros de Somos Pacientes, con la participación de 200 personas –pacientes, familiares, trabajadores sociales y profesionales sanitarios.

Mari José Cano, gerente de FEDEAFES: «El estigma social resulta más dañino para las personas con enfermedad mental que la propia dolencia, porque el paciente acaba por asumir las creencias erróneas de la sociedad sobre este tipo de enfermedades. Y es que si bien en la actualidad las personas con enfermedad mental pueden desarrollar una vida normalizada si siguen el tratamiento sociosanitario adecuado, todavía padecen las consecuencias de la ‘barrera invisible’ formada por prejuicios. Por ello, hemos de apostar por cambiar la mirada de la sociedad».Trastornos mentales y estigma

Entre otros resultados, el informe concluye que el estigma social afecta de manera muy negativa al bienestar emocional de las personas con enfermedad mental, dado que les genera sentimientos de culpabilidad y gran sufrimiento. Y asimismo, alerta FEDEAFES, «también se ven afectadas sus relaciones interpersonales, hasta el punto de ocultar su enfermedad por miedo al rechazo«.

Los prejuicios también afectan a las expectativas laborales de las personas con trastornos mentales y a su desarrollo personal, ya que el rechazo social conduce a la negación de sus propias capacidades y potencialidades. Una negación de la autonomía de los pacientes para decidir y desarrollarse que, igualmente, «también se produce desde sus familiares y profesionales de apoyo, que en ocasiones caen en la sobreprotección o la desconfianza en su capacidad», advierte la Federación.

Todo ello sin olvidar, como constata el estudio, que el estigma también acarrea consecuencias para las familias.

En definitiva, y a la luz de las evidencias, «debe potenciarse la coordinación entre los ámbitos de la salud y los servicios sociales, destacando asimismo la importancia de los medios de comunicación para contribuir a superar el estigma a través de trasladar a la sociedad una imagen real de la enfermedad mental y de las personas que la sufren», concluye FEDEAFES.

Para consultar el estudio ‘La realidad del estigma social entre las personas con enfermedad mental en la Comunidad Autónoma del País Vasco’, clica aquí.