La Federación Española de Fibrosis Quística (FEFQ), miembro de Somos Pacientes, dedica el mes de agosto de su campaña ‘12 píldoras informativas’ al medio ambiente, recordando que la exposición a la contaminación del aire de las personas con la enfermedad se asocia, entre otros efectos, con una disminución de su función pulmonar.

La FEFQ destaca que, según una publicación de 2017 de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), el 35% de la población española respira aire contaminado: «Sabemos que hacerlo ocasiona distintos problemas de salud tanto de forma aguda como a largo plazo, especialmente enfermedades que afectan al aparato respiratorio y al sistema cardiovascular. Pero la contaminación ambiental no afecta a todas las personas por igual; los niños, ancianos y personas con patologías respiratorias son los más vulnerables, ya que pueden presentar infecciones, síntomas respiratorios y agravamiento de su estado de base».

En el caso de las personas con fibrosis quística (FQ), la exposición a la contaminación se asocia con una disminución de la función pulmonar y una mayor posibilidad de exacerbación pulmonar, tal y como señala una investigación estadounidense publicada en 2004.

Las exacerbaciones en personas con FQ son perjudiciales porque aceleran la progresión de la enfermedad y acortan la esperanza de vida, además de afectar negativamente a su función pulmonar y calidad de vida. Los investigadores observaron también que los aumentos agudos en la contaminación del aire están asociados con una mayor probabilidad de recibir tratamiento antibiótico adicional.

Otro estudio internacional liderado por la Universidad de Lovaina (Bélgica) y que contó con la participación de investigadores del Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR) demostró la relación de la contaminación del aire con la mortalidad y la aparición de disfunción crónica del injerto en los pacientes trasplantados de pulmón.

La investigación, realizada con 5.700 pacientes trasplantados de pulmón en 13 hospitales de 10 países europeos diferentes entre 1987 y 2012 y publicada en 2017 en el ‘European Respiratory Journal’, demostró que si se reducen los niveles de contaminación a los niveles recomendados por la OMS, se podrían prevenir alrededor del 10% de la mortalidad en los pacientes trasplantados de pulmón. Además reveló que dos terceras partes de los pacientes analizados vivían en zonas urbanas con bastante tráfico y valores superiores a los 20µg/m3 (de exposición anual media a las partículas en suspensión) recomendados por la OMS.

Para más información sobre esta ‘píldora’ clica aquí.

– A día de hoy, 10 asociaciones de pacientes dedicadas a la fibrosis quística ya son miembros activos de Somos Pacientes. ¿Y la tuya?