Ruth E. Taylor-Piliae, investigadora principal del estudio, señala que «encontrar y mantener el equilibrio después de sufrir un accidente cerebrovascular es un desafío; sin embargo, el Tai Chi, práctica que propone movimientos físicos, concentración mental y respiración relajada, es eficaz en la mejora del equilibrio estático y dinámico, lo que es importante para prevenir las caídas».
Reducir la incidencia
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores evaluaron a 89 pacientes que, con un promedio de edad de 70 años, habían sufrido un ictus. Los participantes fueron repartidos en tres grupos: 30 practicaron Tai Chi; 28 recibieron la atención habitual para este tipo de pacientes; y 28 se acogieron al programa estadounidense de entrenamiento para personas mayores –denominado ‘SilverSnakers’.
Los resultados mostraron que la práctica del Tai Chi se asociaba con una menor incidencia de caídas. Un aspecto ciertamente importante dado que, como recuerda la doctora Taylor-Piliae, «los supervivientes a un accidente cerebrovascular sufren hasta siete veces más caídas que las personas sanas y las caídas pueden conllevar la presentación de fracturas, una disminución de la movilidad e, incluso, un aumento del miedo a caerse, lo que a su vez puede derivar en el aislamiento social o dependencia«.
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