Durante el verano la piel está expuesta a factores externos que la pueden dañar, como la radiación solar, la sal marina, el cloro de las piscinas o, incluso, los cambios bruscos de temperatura por los aires acondicionados. “Todo esto hace que la piel tienda a deshidratarse más en esta época del año y, por ello, necesita un cuidado más especial”, señala la farmacéutica especialista en el cuidado de la piel Nerea Buldain.
En este sentido, la farmacéutica advierte de que el “bronceado sano no existe” porque es una respuesta de la piel frente al sol, ante lo que conviene evitar la exposición solar entre las 12.00 y las 16.00 horas, usar protectores adecuados a cada tipo de piel, ponerse crema hidratante dos veces al día, utilizar ropa ligera y beber mucha agua.
“Es fundamental aplicarnos el protector solar media hora antes de exponernos al sol. Nosotros siempre recomendamos utilizar factores de protección altos (SPF 50) por todo el cuerpo, en una cantidad suficiente y reaplicarlos cada dos horas y después de habernos dado un baño o haber realizado ejercicio físico”, explica Buldain.
La farmacéutica recomienda seguir una correcta alimentación e hidratación, consumiendo habitualmente frutas y verduras. “Una muy buena rutina después de un día de playa o piscina sería darnos una ducha corta con agua tibia usando geles de baño respetuosos con la piel para aclararse el exceso de cloro y sal, y secarse con una toalla de algodón y a toquecitos suaves”.
Finalmente advierte que el uso de perfumes o desodorantes que contienen alcohol puede provocar la aparición de manchas en la piel durante el verano debido a la exposición solar.