Se cumplen 10 años de la puesta en marcha del Plan Estratégico para el Abordaje de la Hepatitis C (PEAHC) en el Sistema Nacional de Salud. Una década de andadura con la que se ha conseguido una tasa de curación del 94,8% y que ha convertid a España en un referente mundial en este campo. De esta manera, nuestro país se acerca al objetivo de eliminar la hepatitis C como problema de salud pública antes de 2030, en línea con los compromisos de la Agenda de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.
“El éxito del plan demuestra que apostar por estrategias sostenidas en el tiempo da réditos, a pesar de las críticas iniciales”, afirmó la ministra de Sanidad, Mónica García. Ésta ha participado en una jornada conmemorativa de estos diez años en la que se ha recordado cómo fue aprobado esta estrategia: en un contexto de debate intenso sobre el coste y la eficiencia de los nuevos tratamientos antivirales, que hoy se han mostrado altamente efectivos y coste-eficientes.
Con una prevalencia estimada de sólo el 0,12% de infección activa por el virus de la hepatitis C (VHC) en la población general —unas 45.000 personas, de las cuales se calcula que apenas 13.000 están sin diagnosticar—, España se sitúa entre los países con mejores datos a nivel mundial. Entre 2015 y 2024, más de 172.000 personas han sido tratadas con antivirales de acción directa.
La voz de los pacientes
Durante la jornada, pacientes y profesionales coincidieron en señalar que el PEAHC ha cambiado el curso de una enfermedad que hasta hace poco era una de las principales causas de cáncer hepático y de trasplante de hígado en España. Javier García-Samaniego, coordinador de la Alianza para la Eliminación de las Hepatitis Víricas en España (AEHVE), subrayó que el plan “es el mejor del mundo” y que ha transformado una enfermedad crónica en una infección residual, reduciendo notablemente la mortalidad y la necesidad de trasplantes.
Pero más allá de las cifras, el testimonio como paciente del actor Carmelo Gómez ha servido para ponerle rostro al impacto del plan. Gómez contrajo la enfermedad en su niñez, tras una operación de apendicitis, y fue tratado en 2016. “Tengo la ilusión de vivir gracias a una pastilla. Sentí que volvía a nacer. Para mí, quienes lo hicieron posible son dioses con los que estaré agradecido de por vida”, expresó emocionado.

También participó Eva Pérez, presidenta de la Federación Nacional de Enfermos y Trasplantados Hepáticos (FNETH), que aseguró que la implementación de este plan estratégico «es un buen ejemplo que muestra que cuando todo el mundo se une los objetivos se consiguen». Además, dedicó unas palabras de recuerdo para Toni Bernal, presidente de FNETH en los momentos en los que se estaba hilando el PEAHC y participante activo en él, que falleció en 2019. «Cuando volvía de las reuniones nos contaba que ésta iba a ser la revolución de los pacientes».
Retos pendientes
A pesar del éxito, expertos como el hepatólogo Javier Crespo, integrante del comité científico del PEAHC, señalaron áreas de mejora. “Tuvimos una oportunidad única para generar conocimiento de altísima calidad sobre la evolución de la enfermedad y los efectos del tratamiento, pero nos faltó desarrollar un registro de pacientes más completo”, explicó.
Crespo insistió en que, aunque los tratamientos ya demostraban su eficacia en ensayos clínicos previos a 2015, fue decisivo el consenso alcanzado ese año entre profesionales, gestores y pacientes para lograr la implementación del plan. “Sabíamos que teníamos en las manos una herramienta para curar y no podíamos dejar pasar ese momento histórico”, recordó.
Para el Ministerio de Sanidad, los logros del PEAHC son un modelo de referencia para futuras estrategias de salud pública. Mónica García subrayó que este tipo de planes permiten construir políticas sostenidas y transformadoras, aunque sus frutos no se vean de inmediato. “Vivimos en un mundo que demanda resultados instantáneos, pero la salud pública necesita tiempo y visión de futuro”, concluyó.
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