Hoy  jueves, 17 de octubre, se celebra el Día Mundial contra el Dolor, una efeméride instituida en 2004 por la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) que tiene por objetivo concienciar a la población sobre la necesidad urgente de encontrar un mejor alivio para el sufrimiento físico de las personas que sufren enfermedades.

En nuestro país conviven entre 240.000 y 600.000 personas que sufren dolor neuropático, afección neurológica resultante de las alteraciones del sistema nervioso, periférico o central que se producen por una lesión en el sistema nervioso o por su mal funcionamiento. Y de acuerdo con las estimaciones de la Sociedad Española de Neurología (SEN), «hasta un 40-70% de los pacientes con dolor neuropático aún no han conseguido un control completo del dolor».

En palabras del doctor Carlos Martín Estefanía, coordinador del Grupo de Estudio de Dolor Neuropático de la SEN, «el dolor neuropático no es una dolencia poco común o infrecuente. Y si bien se desconoce el número exacto de personas que padecen dolor neuropático en España, estimamos que al menos un 6% de las familias de nuestro país pueden tener alguno de sus miembros con alguna forma de dolor neuropático».

Menor calidad de vida

El origen del dolor neuropático es múltiple, siendo por lo general la causa más frecuente las enfermedades neurológicas como el ictus, las polineuropatías o la esclerosis múltiple, así como la diabetes y ciertos virus como el herpes zoster.

Asimismo, y si bien los síntomas son muy variables, los pacientes suelen experimentar fundamentalmente falta de sensibilidad y una sensación de quemazón ante estímulos tales como el roce de las sábanas o las caricias.

En consecuencia, el dolor neuropático disminuye significativamente la calidad de vida de los pacientes. Todo ello sin olvidar, como apunta el doctor Martín Estefanía, «que este dolor se asocia frecuentemente a cuadros depresivos y a trastornos del sueño». De hecho, y según los datos de la SEN, el 85% de los pacientes han visto deteriorada su calidad de vida y más de un 50% de los mismos padece ansiedad o depresión y trastornos del sueño.

Sin tratamiento curativo

El mayor problema asociado con este tipo de dolor es que, “en muchas ocasiones, los pacientes no reciben un diagnóstico ni un tratamiento adecuado o están a la espera de que se consiga identificar el fármaco y la dosis que permitirá bloquear ese dolor”, incide el especialista de la SEN.

Tal es así que “es bastante habitual que los pacientes deban probar diversos tratamientos para ver cuál es el que surge efecto. Pero el abordaje debe ser multidisciplinar, dado que se trata de dolores que responden mal a las medicaciones analgésicas convencionales”, destaca el doctor Martín Estefanía.

A día de hoy, los pacientes cuentan con tratamientos que, fundamentalmente desarrollados para otras indicaciones –caso de la depresión o la epilepsia–, palian parcialmente el dolor. «Pero no tenemos tratamientos totalmente eficaces para su erradicación», concluye el doctor Martín Estefanía.

– A día de hoy, 2 asociaciones de pacientes dedicadas al dolor son ya miembros activos de Somos Pacientes. ¿Y la tuya?