Un estudio del Hospital Universitario Príncipe de Asturias, la Universidad de Alcalá de Henares y Código Infarto Madrid concluye que la incidencia de gripe, la concentración de monóxido de carbono y el frío incrementan el riesgo de infarto de miocardio. Ante esta revelación, los expertos resaltan la importancia de vacunarse contra la gripe. Uno de ellos es el doctor Alberto García-Lledó, jefe de Cardiología en Hospital Universitario Príncipe de Asturias. Profundizamos con él en las conclusiones de este estudio.

¿En qué contexto surge este estudio?

El hecho de que frío, gripe y algunos contaminantes coincidan en el tiempo hace difícil saber la participación de cada uno de ellos como posible desencadenante. Por eso era importante investigarlos al mismo tiempo, durante varios años y durante varios periodos de gripe. Se trataba de ver si la asociación de cada uno con la gripe era simple coincidencia temporal. Hemos podido ver que la gripe, el frío y la concentración ambiental de monóxido de carbono se asocian de forma independiente con el riesgo de infarto. De todos ellos, el que podemos ayudar a prevenir como sanitarios es la gripe, recomendando la vacunación.

¿Podría explicarnos el mecanismo por el cual la gripe es un factor más que incrementa el riesgo de eventos cardiovasculares como el infarto de miocardio?

Las infecciones producen inflamación en todo el organismo. Cuando aumenta la actividad inflamatoria, las placas de colesterol de las arterias del corazón se reblandecen y es mas fácil que se rompan. Cuando se rompen se forman trombos sobre ellas, que las obstruyen, y causan los infartos. Las infecciones respiratorias aumentan particularmente ese riesgo, que es mayor aún en el caso de la gripe, porque el virus facilita de forma muy particular la formación de esos trombos.

El estudio señala una correlación entre la gripe, el frío y la concentración de monóxido de carbono con el riesgo de infarto. ¿Cómo se combinan estos factores para aumentar la vulnerabilidad cardiovascular?

En nuestro entorno existe una asociación temporal muy estrecha entre el frío y las epidemias estacionales de gripe: en general, la circulación de los virus respiratorios se produce cuando hace más frío. Sucede lo mismo con algunas formas de contaminación, mientras que otros contaminantes (por ejemplo, el ozono y las partículas en suspensión) aumentan con el calor.

¿Cuál es el impacto real de la vacunación antigripal en la reducción de hospitalizaciones y muertes por causas cardíacas durante la temporada de gripe?

Un estudio realizado en 20 hospitales españoles demostró que, en los periodos de vacunación analizados, la efectividad de la vacuna fue del 74% para prevenir los ingresos en UVI y del 70% para prevenir la mortalidad. Dos estudios de nuestro grupo han demostrado en las personas vacunadas una reducción de riesgo de infarto de miocardio del 13%, y del 12% para infarto cerebral. Son datos de la vida real en España, y son clínicamente muy relevantes.

¿Qué grupos poblacionales serían los más beneficiados de la vacunación antigripal desde un punto de vista cardiovascular (por ejemplo, mayores, pacientes con cardiopatías previas, etc.)?

Las personas que más se pueden beneficiar son los mayores de 60 años, los niños menores de 5, las embarazadas y aquellos entre 5 y 60 años con un amplio grupo de enfermedades crónicas, incluidos aquellos con enfermedades cardiacas crónicas y los que acaban de tener un infarto o angina de pecho. También es importante la vacunación de todos los profesionales sanitarios y cuidadores y convivientes de ancianos y enfermos, para reducir el riesgo de contagio.

¿Existen estrategias complementarias a la vacunación antigripal que puedan ayudar a mitigar el riesgo cardiovascular en invierno?

Todos los virus respiratorios y la infección por neumococo se asocian a un aumento del riesgo de enfermedad cardiaca. Es necesaria la vacunación contra COVID, neumococo y contra el virus respiratorio sincitial en los grupos de riesgo. Es conveniente que las personas con síntomas de infección respiratoria usen mascarilla en los lugares públicos. Desde el punto de vista social, es necesario asegurar un mínimo confort climático para todas las personas, combatiendo lo que se ha dado en llamar pobreza energética, y mejorar la calidad del aire.

¿Qué medidas considera necesarias para aumentar la conciencia sobre la importancia de la vacunación antigripal como prevención cardiovascular, tanto entre la población general como entre los profesionales de la salud?

La herramienta fundamental es la educación continuada de población y sanitarios. Se debe hacer de forma imaginativa y constante, dado que es una cuestión recurrente que puede acabar cansando a los receptores. Buscar pequeños incentivos ha demostrado ser eficaz para aumentar la vacunación. En la red asistencial a la que pertenece nuestro servicio (Cardiored1) incentivamos la vacunación entre los profesionales donando una vacuna de polio a un país en desarrollo por cada profesional vacunado. El coste añadido es muy pequeño, porque no hay que olvidar que la vacuna evita no sólo costes sanitarios, sino también una gran cantidad de bajas laborales.