El cáncer de hígado es la tercera causa principal de muerte por cáncer y el sexto tumor maligno en prevalencia a nivel mundial. En Europa cada año se diagnostica unas 50.000 personas y en España, cada año, unos 6.700 nuevos casos, la mitad de ellos en estadios muy avanzados, siendo el hepatocarcinoma (HCC) el más frecuente (80-90% de los casos). Este tipo de cáncer, entre un 60 y 90 por ciento, está asociado a cirrosis, cuya principal causa de origen no vírico es el consumo de alcohol. Se estima que, una vez diagnosticada, la cirrosis puede evolucionar a cáncer de hígado en un corto plazo de tiempo en un 15-20 por ciento de los casos.
Pero, además de la enfermedad hepática por alcohol y de las hepatitis virales como como causas principales del cáncer hepático, sobra relevancia en estos últimos años la enfermedad hepática metabólica, más conocida como hígado graso. La obesidad y la diabetes tipo 2 están provocando un aumento de la incidencia esta patología, que ya padecen uno de cada cuatro españoles. Se estima que el riesgo de padecer de cáncer de hígado en pacientes con hígado grado es hasta 3 veces mayor.
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“Es cierto que la incidencia global del HCC no ha variado apenas en los últimos años, a pesar de los tratamientos que curan el virus de la hepatitis C y la vacunación frente a la B, lo que evidencia que otros factores como el alcohol y el hígado graso están jugando un papel cada vez más relevante”, señala el Dr. Alejandro Forner, vicesecretario de la AEEH y especialista en hepatocarcinoma en el Hospital Clínic de Barcelona.
Así lo evidencian los resultados los resultados del III Registro de Carcinoma Hepatocelular (CHC) de la AEEH, que muestran de forma inequívoca el crecimiento de los casos de cáncer de hígado provocados por la enfermedad hepática metabólica.
Resultados del III Registro de Carcinoma Hepatocelular
El registro recoge datos demográficos y clínicos de 767 pacientes con diagnóstico de tumor hepático primario extraídos de 52 centros entre octubre de 2022 y enero de 2023 y los compara con los datos de los años 2008 y 2014, evidenciando un aumento de diez puntos en el porcentaje de hepatocarcinomas debidos a EHmet (del 2% en 2008 al 12% en 2023), que se confirma como tercera causa del cáncer de hígado, y la que presenta un crecimiento más rápido.
Por tanto, esta tendencia preocupa mucho a los especialistas, que consideran, de hecho, que la esteatopatitis será en una década la primera causa de CHC, dado el avance de la prevalencia del hígado graso. Así, estiman que esta patología afecta ya a más de diez millones de españoles, de los que cerca de dos millones presentarían inflamación del hígado (esteatohepatitis) y, de ellos, 400.000 presentarían ya una cirrosis hepática, con el agravante de que en su mayoría aún no han sido diagnosticados. Un avance imparable que preocupa por muchas razones y particularmente por la incidencia que puede llegar a tener sobre el cáncer de hígado.
Prevención y detección precoz
El estigma que rodea la cirrosis impide en un alto grado la detección precoz de la enfermedad, si bien gracias a los programas de cribado un 50 por ciento de los pacientes son diagnosticados en las fases iniciales. Por ello, la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH) recomienda la realización de una ecografía abdominal cada seis meses en pacientes con cirrosis hepática, una herramienta clave para diagnosticar el cáncer de hígado en los estadios más iniciales de la enfermedad y multiplicar por cinco las posibilidades de supervivencia de los pacientes. Los expertos recomiendan igualmente implementar políticas para aumentar la detección y estrategias de prevención, dirigidas mayoritariamente al alcohol y al hígado graso.
“La supervivencia global a cinco años es del 15%, según datos de REDECAN. Pero, aunque el carcinoma hepatocelular tenga un mal pronóstico, en los últimos 5 años han aparecido tratamientos que han sumado meses de supervivencia, y viendo sus resultados podemos ser optimistas de cara al futuro para que esta enfermedad se convierta en una patología crónica”, afirma el Dr. Forner, que también subraya los problemas acceso en nuestro país a los tratamientos con eficacia demostrada en segunda línea para el cáncer de hígado.