La homeopatía es un método terapéutico cada vez más utilizado, tanto por pacientes como por profesionales sanitarios, para el tratamiento y alivio de distintos tipos de dolencias o enfermedades. De hecho, uno de cada tres españoles (33%) ha utilizado homeopatía en alguna ocasión y el 27% lo hace de forma ocasional o habitual, tal y como se revela en un estudio reciente que analiza el conocimiento y uso de esta terapéutica entre la población española. Además, más de 10.000 médicos españoles la incorporan ya como una herramienta más dentro de su práctica diaria.

Los tratamientos homeopáticos muestran un campo de actuación muy amplio. Esta terapéutica es eficaz para prevenir y/o tratar enfermedades agudas (gripe o diarrea), así como crónicas (ansiedad, alergias o dermatitis) y en infecciones de repetición. Incluso es de utilidad como terapia complementaria en cuidados paliativos.

La homeopatía pretende ir más allá del alivio de los síntomas, buscando ayudar al paciente a restablecer el equilibrio natural de su cuerpo. Para ello, el médico homeópata tiene en cuenta, además de los síntomas que presenta el paciente, cómo reacciona su cuerpo y las sensaciones que tiene frente a la enfermedad. Por este motivo, algunos de los tratamientos homeopáticos son individualizados, existiendo también tratamientos que tienen una indicación terapéutica y una posología precisas para tratar patologías como tos, gripe, afonías, etc.

Otra de las grandes ventajas que presenta es su perfil de seguridad, ya que no se han descrito efectos secundarios relevantes asociados a su toma. Por ese motivo, están recomendados para todo tipo de pacientes, incluso niños, embarazadas o enfermos polimedicados, puesto no presentan interacciones con otros fármacos. Además, las mujeres valoran muy positivamente que se puedan administrar en el embarazo y compatibilizar con otros medicamentos.