El consumo de cocaína cuadruplica el riesgo de muerte súbita cardiaca en personas con edades comprendidas entre los 15 y los 49 años. Un consumo que, de hecho, duplica el riesgo de muerte por causa cardiovascular atribuible al hábito tabáquico, por lo que supone el principal factor de riesgo de muerte CV en la población menor de 50 años. Así lo muestra un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), el Instituto Vasco de Medicina Legal (IVML) y el Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM) y publicado en la revista Addiction.
En palabras del doctor Benito Morentin Campillo, profesor Asociado del Departamento de Especialidades Médico-Quirúrgicas de la UPV/EHU y director de la investigación, “el consumo reciente de cocaína se asocia con un incremento significativo del riesgo de muerte súbita cardiaca en personas de 15 a 49 años. Y es que comparada con los datos estimados en la población general, la prevalencia de consumo reciente de cocaína fue hasta 13-58 veces mayor en la población con muerte súbita cardiaca”.
Principal factor de riesgo
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores analizaron los datos de las autopsias de personas de 15 a 49 años fallecidas por muerte súbita cardiaca en la provincia de Vizcaya entre los años 2003 y 2009. En total, los investigadores evaluaron los datos de un total de 437 autopsias y los compararon con los las autopsias realizadas a 126 personas fallecidas por muerte súbita no cardiaca.
Los resultados mostraron que el consumo reciente de cocaína aumenta 4,10 veces el riesgo de muerte súbita cardiaca, correspondiéndose así con el principal factor de riesgo para este tipo de muerte súbita.
La razón para esta asociación puede explicarse por algunos de los efectos ciertamente nocivos que induce la cocaína, caso de los incrementos de la frecuencia cardiaca, la presión arterial, la contractilidad del ventrículo izquierdo del corazón, y la demanda miocárdica de oxígeno.
Es más; entre otros muchos efectos, la cocaína también disminuye el flujo sanguíneo coronario, por lo que se relaciona con la formación de trombos y las arritmias cardiacas, y puede aumentar la irritabilidad ventricular y bajar el umbral de fibrilación.
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