La dieta mediterránea rica en aceite de oliva virgen potencia los efectos cardioprotectores del colesterol HDL, popularmente conocido como ‘colesterol bueno’. Así lo muestra un estudio dirigido por investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn) y publicado en la revista Circulation, órgano oficial de la Asociación Americana del Corazón (AHA).

Como explica la doctora Montserrat Fitó, investigadora principal del estudio, “el seguimiento de una dieta mediterránea rica en aceite de oliva puede proteger nuestra salud cardiovascular de diversas maneras, incluyendo que nuestro ‘colesterol bueno’ funcione de una forma más completa”.

Con aceite de oliva virgen

El estudio fue llevado a cabo con la participación de 296 adultos con un elevado riesgo cardiovascular y una edad promedio de 66 años que, según un criterio totalmente aleatorio, siguieron una de estas tres dietas durante un periodo de 12 meses: una dieta mediterránea rica en aceite de oliva virgen –cuatro cucharadas diarias–; una dieta mediterránea rica en nueces; y una dieta control saludable en la que se había reducido la ingesta de carnes rojas, alimentos procesados, productos lácteos ricos en grasas y dulces.

Los análisis de sangre tomados a los participantes al inicio y a la finalización del estudio mostraron que, si bien ninguna de las tres dietas aumentó los niveles de HDL, las dietas mediterráneas mejoraron la función de este ‘colesterol bueno’. Además, el beneficio resultó aún más significativo en el caso de la dieta rica en aceite de oliva virgen, en la que se observó una potenciación de la capacidad de las HDL para revertir el transporte de colesterol; de su capacidad antioxidante; y de su capacidad vasodilatadora.

Por su parte, como apunta la doctora Fitó, “resultó sorprendente ver que la dieta control, que como las mediterráneas era rica en frutas y verduras, tuvo un efecto negativo sobre las propiedades antiinflamatorias de las HDL. Y un descenso de esta capacidad antiinflamatoria del ‘colesterol bueno’ se asocia a la enfermedad cardiovascular. Por el contrario, los participantes que siguieron las dietas mediterráneas no experimentaron un descenso en esta importante función de las HDL”.

En este contexto, debe referirse que las diferencias observadas entre las tres dietas son relativamente pequeñas. Una razón que se explica porque, por una parte, las variaciones entre ambas dietas mediterráneas fueron mínimas y, por otra, porque la dieta control empleada utilizada resultaba bastante saludable. Como concluyen los autores, “los resultados de nuestro trabajo se centraron principalmente en una población en alto riesgo cardiovascular, en la que se incluyen aquellas personas que pueden obtener los mayores beneficios de esta intervención dietética”.

– ¿Quieres consultar (en inglés) el estudio publicado en la revista ‘Circulation’?

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