La investigación clínica realizada en las últimas seis décadas ha posibilitado que la esperanza de vida en la Unión Europea se haya incrementado en cerca de 10 años. Un logro fundamentalmente alcanzado por la realización de ensayos clínicos, tal y como destacó la Federación Europea de Asociaciones de la Industria Farmacéutica (EFPIA) con motivo de la celebración, ayer miércoles, del Día Internacional de los Ensayos Clínicos, efeméride con la que se reconoce la labor de los pacientes participantes, los investigadores, los patrocinadores y los reguladores que han contribuido en el avance de la medicina moderna.

Como resalta la EFPIA, “de acuerdo con los datos de la Agencia Europea del Medicamento (EMA), cada año se autorizan en el viejo continente en torno a 4.000 ensayos clínicos. Unos estudios que han posibilitado que la tasa de mortalidad del VIH/sida haya disminuido en un 80% desde los años ochenta; que los decesos por cáncer se hayan reducido en un 20% desde los años noventa; y que a día de hoy, la hepatitis C pueda curarse en la mayoría de los casos”.

El Día Internacional de los Ensayos Clínicos conmemora la realización del primer ensayo clínico de la historia: el llevado a cabo por el doctor escocés James Lind en el año 1747 para identificar la ausencia de vitamina C como la causa del escorbuto que afectaba a los marineros de la Armada Británica.

Mayor participación de los pacientes

Lógicamente, los ensayos clínicos actuales difieren significativamente del realizado por el doctor Lind –llevado a cabo durante seis días con un total de 12 participantes–. Y es que a día de hoy, como recordó la Red Europea de Infraestructuras en Investigación Clínica (ECRIN) en su acto central de este Día Internacional celebrado en Tromsø (Noruega), “los retos de la investigación clínica no se restringen a un único país, requiriéndose para la comunicación transnacional la coordinación por una organización supranacional que facilite una mejor investigación clínica que se ajuste a las necesidades de los pacientes de todo el mundo”.

Además, como reconoce la EFPIA, “todavía queda mucho trabajo por hacer. Los ensayos clínicos representan el 58,6% del total de los costes de desarrollo de un nuevo medicamento. Y aún tenemos que seguir trabajando en una regulación de la investigación más centrada en el paciente y menos burocrática, con menos requerimientos administrativos, para así lograr una reducción de los costes y una agilización del proceso de I+D”.

Y asimismo, “debemos implicar aún más a los pacientes para que participen en los ensayos clínicos, ofreciéndoles para ello información comprensible sobre los mismos y una mayor transparencia sobre los resultados”, indica la Federación, que ya el pasado 2014 acordó con su homónima estadounidense –la Asociación de Investigadores y Productores Farmacéuticos de América (PhRMA)– unos ‘Principios para el Intercambio Responsable de Datos de los Ensayos Clínicos’ con objeto de facilitar la información sobre los ensayos clínicos a los pacientes, investigadores y público general.