La incontinencia urinaria es una afección que afecta a un amplio sector de la población, aunque sigue siendo un tema rodeado de tabúes y desconocimiento. Se estima que hasta el 14% de las personas la padecen, lo que la convierte en una condición más prevalente que enfermedades como la artrosis, la osteoporosis o la diabetes. Sin embargo, muchas personas no buscan tratamiento, asumiendo erróneamente que es una consecuencia inevitable del envejecimiento, el parto o la menopausia.

Desde el Grupo de Suelo Pélvico de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (Sermef), la doctora Soraya Hijazi insiste en la necesidad de abordar la incontinencia urinaria como un problema de salud tratable. “Es fundamental que las personas sepan que existen opciones terapéuticas eficaces que pueden mejorar significativamente su calidad de vida”, señala la experta.

Síntomas en la menopausia

La menopausia trae consigo múltiples cambios en el cuerpo de la mujer, algunos más visibles y otros menos reconocidos. Mientras que los sofocos y los cambios en el estado de ánimo son síntomas bien conocidos, los problemas genitourinarios suelen pasar desapercibidos hasta que afectan significativamente la calidad de vida.

Hasta el 80% de las mujeres en esta etapa presentan síntomas como sequedad vaginal, disuria (dolor al orinar), urgencia miccional, infecciones urinarias recurrentes o incluso dolor durante las relaciones sexuales. Estos síntomas son consecuencia de la involución del tejido conectivo, el adelgazamiento de las paredes vaginales y cambios en el pH de la mucosa vaginal.

La doctora Hijazi subraya la importancia de la consulta temprana: “Cuanto antes se inicie el tratamiento, mejores serán los resultados y menor será el impacto en la calidad de vida de las pacientes”. Entre los tratamientos disponibles se encuentran hidratantes vaginales, estrógenos locales y la rehabilitación del suelo pélvico. Además, técnicas innovadoras como la infiltración de plasma rico en plaquetas (PRP) o el uso de láser de CO2 están mostrando resultados prometedores en la regeneración del tejido y la mejora de los síntomas.

Factores de riesgo

La incontinencia urinaria no es una enfermedad en sí misma, sino un cuadro clínico que puede presentarse a lo largo de la vida. Aunque es más frecuente en mujeres, especialmente después del parto o en la menopausia, también afecta a los hombres, particularmente tras cirugías de próstata.

Incontinencia urinaria

Entre los factores de riesgo destacan el trauma perineal por partos complicados, la obesidad, el tabaquismo y la práctica de deportes de impacto. Además, existen diferentes tipos de incontinencia urinaria, como la relacionada con el esfuerzo (ocurre al realizar esfuerzos físicos como toser, reír o levantar peso), la de urgencia (necesidad repentina e incontrolable de orinar) o la mixta (combina los síntomas de las dos anteriores).

A pesar de su impacto en la vida cotidiana, muchas personas no consultan a un especialista por vergüenza o desconocimiento. Desde la Sermef animan a acudir a médicos rehabilitadores especialistas en suelo pélvico, quienes pueden identificar la causa del problema y recomendar el tratamiento más adecuado. “Cuanto antes se intervenga, mejores serán los resultados y menor será el impacto en la calidad de vida”, concluye la doctora Hijazi.