La inducción del parto, contrariamente a como habían sugerido numerosas investigaciones, no se asocia con un mayor riesgo de trastornos del espectro autista (TEA) para los bebés. Así lo muestra un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de la Universidad de Harvard (Estados Unidos) y publicado en la revista JAMA Pediatrics.
Como explica la doctora Anna Sara Oberg, directora del estudio, “en nuestra investigación, en la que hemos utilizado familiares cercanos como los hermanos y los primos carnales como grupo comparativo, no hemos hallado ninguna asociación entre los partos inducidos y el riesgo de TEA. Hay que tener en cuenta que muchos de los factores que podrían conllevar a la inducción del parto y al autismo son compartidos, total o parcialmente, por los hermanos, caso de los factores genéticos o socioeconómicos o de las características de la madre. En consecuencia, la ausencia de asociación cuando se compara entre hermanos sugiere que las asociaciones previamente observadas podrían haberse debido a estos factores familiares, no a la inducción”.
Riesgo similar
Para llevar a cabo la investigación, los autores analizaron todos los nacimientos que tuvieron lugar en Suecia en el período 1995-2002 y llevaron a cabo un seguimiento de más de un millón de los otrora bebés hasta el año 2013.
Los resultados mostraron que un 11% de la totalidad de los partos habían sido inducidos. Y asimismo, que el 2% del total de los bebés nacidos, ya fuera de forma natural o inducida, había sido diagnosticados de autismo en algún momento de su desarrollo.
En este contexto, la evaluación de la situación de los individuos no emparentados mostró una asociación entre los partos inducidos y el riesgo de autismo similar a la mostrada en los estudios previos. Sin embargo, el análisis de la situación de los hermanos con partos discordantes, es decir, en el que uno de los hijos de la misma madre había nacido por alumbramiento natural y el otro por parto inducido, constató la ausencia de esta asociación, por lo que puede concluirse que los partos inducidos no suponen un mayor riesgo de autismo.
Como concluye el doctor Brian Bateman, co-autor del estudio, “a nivel general, nuestros hallazgos deberían ofrecer seguridad a aquellas mujeres que van a dar a luz de que en caso de que su parto sea inducido no habrá un mayor riesgo de TEA para su hijo».
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