Las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de muerte entre las mujeres de nuestro país. No en vano, son responsables cada año del fallecimiento de 64.492 españolas, o lo que es lo mismo, del 34,29% del total de muertes en la población femenina, muy por delante del cáncer (22,50%) y de las enfermedades del sistema respiratorio (9,42%). Sin embargo, únicamente un 15% de las mujeres con problemas cardiacos recibe un tratamiento adecuado –frente a un 56% de los varones–, razón por la que la Fundación Española del Corazón considera que “la mujer sigue siendo la ‘cenicienta’ de la salud cardiovascular en España”.
En palabras la doctora Milagros Pedreira, coordinadora del Grupo de Trabajo de Enfermedades Cardiovasculares en la Mujer de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), “este cierto grado de discriminación en el tratamiento de enfermedades cardiacas se debe, entre otras razones, a que la sintomatología de las mujeres suele estar más enmascarada con manifestaciones más ‘atípicas’, y también es relevante señalar que la cardiopatía isquémica suele aparecer más tardíamente en mujeres que en hombres y con más factores de riesgo cardiovascular”.
Mayor mortalidad
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), las enfermedades cardiovasculares fueron responsables de la muerte de 275 de cada 100.000 mujeres españolas en 2011. De hecho, y comparada frente a la de los varones, la tasa de mortalidad cardiovascular en la población femenina es un 9% mayor.
Como explica Pedreira, “por lo general, las mujeres suelen dirigirse al hospital más tarde que los hombres, no acuden al médico hasta el momento en que los síntomas son muy intensos o limitantes; por este motivo, la mortalidad tras sufrir eventos cardiacos graves como el infarto agudo de miocardio, una situación en la que es fundamental recibir atención lo más rápidamente posible, es mayor en el caso del sexo femenino”.
Es más; el 80% de las muertes podrían haberse prevenido con un estilo de vida saludable. “Seguir una dieta equilibrada, realizar ejercicio de forma regular y abandonar el tabaco habría hecho bajar las estadísticas notablemente”, incide la FEC.
Sin embargo, no todo son malas noticias. Los estudios han constatado la mayor concienciación de las mujeres sobre estas enfermedades: en 1997 solo un 30% de la población femenina se mostraba preocupada por las mismas, porcentaje que a día de hoy se establece en el 56%.
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