La mortalidad asociada a las enfermedades cardiovasculares es un 8% superior en las mujeres, muy especialmente en Andalucía, Asturias y Melilla, comunidades donde la tasa de fallecimientos en la población femenina por estas enfermedades es mayor. En el lado opuesto, Canarias, Madrid y País Vasco son las comunidades que presentan el menor índice de mortalidad femenina por causas cardiovasculares.

La razón para la mayor tasa en las mujeres, como explica la Fundación Española del Corazón (FEC), obedece a que «a partir de la menopausia las mujeres muestran un peor pronóstico que los hombres dado que dejan de recibir la protección natural de los estrógenos y, con ello, se multiplican los factores de riesgo cardiovascular, produciéndose más diabetes, hipercolesterolemia y obesidad«.

Tras la menopausia

Una vez superada la edad de 50 años, la mitad de las mujeres padece hipertensión y una de cada tres desarrolla diabetes y trastornos de metabolismo de los hidratos de carbono o colesterol elevado. Como apunta la FEC, «la actividad estrógena preserva la función endotelial de las arterias, disminuye el colesterol y reduce la viscosidad de la sangre, minimizando el riesgo de trombosis». Tal es así que el 99% de las 64.722 muertes anuales por enfermedades cardiovasculares en mujeres tiene lugar en aquellas que superan la cincuentena.

En palabras de Leandro Plaza, presidente de la FEC, «en edades más tempranas, los hombres fallecen antes como consecuencia de las enfermedades cardiovasculares, pero a medida que pasan los años, son las féminas las que tienen una mayor tasa de mortalidad«.

Retraso diagnóstico

A todo ello se aúna el retraso diagnóstico de las enfermedades cardiovasculares en las mujeres, principalmente porque no acuden a las consultas dado que los síntomas y molestias no son tan acusados como en los varones. De igual modo, los especialistas, reconoce la FEC, «no están realmente concienciados de que estas enfermedades afectan cada vez más a las mujeres».

El resultado es, según los datos de la FEC, que solo el 15% de las mujeres  recibe un tratamiento adecuado, porcentaje que en el caso de los varones se eleva hasta el 56%.

Por todo ello, apunta Plaza, «los profesionales deben cambiar esta mentalidad para que comiencen a solicitar más pruebas para comprobar la existencia o no de estas patologías. Y es que esta enfermedad no se cura«.

Hábitos saludables

Finalmente, y por lo que respecta a las diferencias de mortalidad detectadas entre las distintas comunidades autónomas, la razón, según sugiere el Dr. Vicente Bartomeu, presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), «puede deberse a factores genéticos, a un elevado consumo de sal, a que en dichas regiones la población suele estar menos informada, al nivel y calidad de vida y a que tienen menos infraestructuras hospitalarias».

Con objeto de paliar esta situación, los expertos insisten en  la importancia de adoptar hábitos saludables, principalmente una dieta con alimentos bajos en sal y grasas –por ejemplo, las frutas y las verduras– y en la práctica de ejercicio físico.