Bajo el lema ‘Cambiemos de marcha para acabar con la tuberculosis’, este martes, 24 de marzo, se celebra el Día Mundial de la Tuberculosis, una efeméride instituida en el año 1982 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Unión Internacional Contra la Tuberculosis y las Enfermedades Respiratorias (UCITER) con el objetivo de informar y sensibilizar a la población sobre las consecuencias, tanto para la salud como económicas, asociadas a la tuberculosis, enfermedad que tan solo en 2013 causó la muerte de 1,5 millones de personas.

Como alerta la OMS, “se han logrado enormes avances en los últimos años, y el mundo está en camino de alcanzar el Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM) consistente en comenzar a reducir la propagación de la tuberculosis para 2015. Pero eso no basta. En 2013, hasta 9 millones de personas enfermaron de tuberculosis y 1,5 millones murieron por esta causa. Está claro que todos hemos de hacer algo más”.

La fecha escogida para la efeméride, 24 de marzo, conmemora el anuncio en el año 1882 por el doctor alemán Robert Koch de la bacteria responsable de la infección: la ‘Mycobacterium tuberculosis’, también conocida como ‘bacilo de Koch’.

Y el lema escogido para la presente edición del Día Mundial, ‘Cambiemos de marcha para acabar con la tuberculosis’, hace referencia a la necesidad de poner en marcha la estrategia que, aprobada en la Asamblea Mundial de la Salud en mayo de 2014, se desarrollará durante un periodo de 20 años (2016-2035) para poner fin a la pandemia de tuberculosis.

Tuberculosis y VIH/sida

La tuberculosis es, tras el VIH/sida, la principal causa de mortalidad debida a un único agente infeccioso. Una enfermedad que, cada año, afecta a 9 millones de personas –de las que 550.000 son niños–, si bien hasta 3 millones del total de casos no son diagnosticados por los sistemas sanitarios y, en consecuencia, no reciben ni atención ni tratamiento.

Es más; la tuberculosis es responsable de hasta una cuarta parte de los fallecimientos acaecidos en las personas infectadas por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH). De hecho, en 2013 fallecieron en torno a 360.000 personas a causa de la asociación de ambas enfermedades infecciosas. Y es que como recuerda la OMS, “la combinación de la infección por el VIH con la tuberculosis es letal, pues la una acelera la evolución de la otra. Y las personas doblemente infectadas tienen entre 26 y 31 veces más probabilidades de llegar a padecer tuberculosis activa que quienes no están infectadas por el VIH”.

Un aspecto a tener muy en cuenta dado que, según los datos de la Organización, en el año 2013, y como mínimo, una tercera parte de las personas infectadas por el VIH en todo el mundo estaban también infectadas con el bacilo tuberculoso –aunque aún no padecían tuberculosis activa.

Reducción de la mortalidad

Más del 95% de las muertes por tuberculosis se producen en los países en desarrollo. Y es que si bien, como recuerda la OMS, “esta enfermedad transmitida por vía respiratoria supone un riesgo para todos, las comunidades pobres y los grupos vulnerables son los más afectados”.

Dado el tremendo impacto de la enfermedad, la reducción de la incidencia y mortalidad de la tuberculosis constituye, junto a las del VIH/sida y la malaria, uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (OMD) de la OMS para este 2015. Una iniciativa que está dando sus frutos: la mortalidad asociada la enfermedad se redujo un 45% entre 1990 y 2013.

Como destaca la OMS, “se calcula que entre 2000 y 2013 se salvaron 37 millones de vidas mediante el diagnóstico y el tratamiento de la tuberculosis”. Pero no todo son buenas noticias. Y es que como advierte la Organización, “igualmente se calcula que 480.000 personas desarrollaron tuberculosis multirresistente (MDR-TB) a nivel mundial en 2013”.