Las pruebas de esfuerzo facilitan la valoración del grado de afectación de los pacientes diagnosticados de encefalomielitis miálgica –es decir, del síndrome de fatiga crónica–. Así lo confirma un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad Alfonso X el Sabio y de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).

En palabras de la doctora Elena Jiménez, co-autora de la investigación, “el objetivo del estudio era evaluar la importancia que puede tener el empleo de la prueba de esfuerzo para ayudar a los pacientes no solo en su clasificación según su grado de afectación, sino también en su seguimiento y valoración tras someterse a tratamiento”.

Clasificación y seguimiento

El síndrome de fatiga crónica, trastorno de origen desconocido y difícil diagnóstico, es consecuencia de múltiples factores entre los que cabe destacar, según las hipótesis más aceptadas en la actualidad, las alteraciones inmunológicas y las enfermedades infecciosas. Sea como fuere, y entre otras características, el síndrome cursa con una capacidad reducida para el ejercicio y un empeoramiento tras un esfuerzo, situaciones que interfieren notablemente en la vida diaria de los afectados.

Sin embargo, y si bien las pruebas de esfuerzo se emplean para la valoración del estado de los pacientes con enfermedades cardiovasculares o respiratorias, “su uso no está considerado en el caso de los pacientes con encefalomielitis miálgica”, recuerda la doctora Jiménez.

Así, y entre otros resultados, la investigación aconseja realizar cuando menos dos pruebas de esfuerzo a los pacientes afectados, con un intervalo de tiempo entre ambas de más de 24 horas, con objeto de confirmar, junto a otros síntomas asociados, la presentación del síndrome de fatiga crónica y su grado. A ellas se aunaría una tercera prueba de carácter periódico para el seguimiento de la enfermedad.

No incremento del lactato en sangre

En este contexto, cabe destacar que el estudio ha revelado la ausencia de un incremento de la concentración de lactato en sangre en las pacientes sometidas a dos pruebas de esfuerzo consecutivas.

Como recuerdan los autores, “el lactato es un compuesto químico que se produce continuamente en el organismo, muy especialmente todo durante el ejercicio. Un compuesto cuya concentración aumenta cuando la demanda de energía en los tejidos supera la disponibilidad de oxígeno en sangre”.

Sin embargo, en las mujeres con fatiga crónica se ha observado un comportamiento diferente del lactato, razón por la que los investigadores aconsejan “un estudio más profuso del comportamiento de este compuesto en el metabolismo de las pacientes afectadas por esta enfermedad”.

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