Los adolescentes con obesidad padecen lesiones permanentes e irreparables en sus huesos y, por tanto, presentarán un mayor riesgo de sufrir fracturas óseas durante toda su vida. Así lo muestra un estudio llevado a cabo por investigadores del Hospital General de Massachusetts en Boston (Estados Unidos) y Reunión Anual 2016 de la Sociedad Norteamericana de Radiología (RSNA) celebrada recientemente en Chicago (Estados Unidos).
Como explica la doctora Miriam A. Bredella, directora del estudio, “de manera tradicional se ha pensado que la obesidad tenía un efecto protector sobre la salud ósea. Sin embargo, algunas investigaciones recientes han mostrado una mayor incidencia de fracturas en el antebrazo en adolescentes con obesidad”.
Mayor riesgo de fracturas
Los resultados preliminares de este estudio, aún en desarrollo, han sido alcanzados a partir de la evaluación de la salud ósea de 23 adolescentes con un promedio de edad de 17 años y un índice de masa corporal (IMC) medio de 44 kg/m2. Para ello, los autores utilizaron tomografía computarizada cuantitativa periférica de alta resolución en 3D (3D HR-pQCT) para analizar la estructura ósea del radio en la zona más cercana a la muñeca y absorciometría con rayos X de doble energía para analizar la composición del organismo, incluyendo la masa magra y la masa grasa visceral.
Los resultados mostraron una relación entre el IMC y el grosor del tejido óseo cortical –la capa más externa de los huesos largos, responsable de conferirles resistencia y elasticidad–. Concretamente, y mientras la masa grasa visceral se asoció con una mayor porosidad del tejido óseo cortical, la masa magra se asoció con una mayor densidad e integridad del tejido óseo trabecular –el tejido esponjoso que se localiza en el interior de los huesos.
Como apunta la doctora Bredella, “nuestros resultados sugieren que tener una gran cantidad de grasa visceral y un bajo volumen de masa muscular pone a los adolescentes en riesgo de presentar una estructura ósea debilitada. Además, la adolescencia es la fase en la que alcanzamos nuestro pico de masa ósea, por lo que la pérdida de esta masa en esta fase supone un problema muy grave. Ya conocemos por otras enfermedades crónicas asociadas a una pérdida de masa ósea en la adolescencia, caso de la anorexia nerviosa, que el aumento de riesgo de fracturas perdura en la edad adulta, incluso tras una normalización del peso corporal”.
Así, como concluye la directora del estudio, “es fundamental atajar el problema de forma precoz. Y la mejor manera para prevenir la pérdida de hueso es seguir una dieta saludable que contenga un contenido adecuado de calcio y vitamina D. Y asimismo, realizar suficiente ejercicio físico, dado que como muestran nuestros resultados la masa muscular es buena para la salud ósea”.