Los pacientes con depresión, estrés y ansiedad presentan tanto un mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares como un peor pronóstico en la evolución de estas dolencias. Así lo ha afirmado el doctor Carlos Brotons, experto de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SEMFYC) que presentó las últimas novedades que incluyen las guías médicas europeas en el V Congreso Clínico Cardiovascular, celebrado en Barcelona y al que han asistido más de 500 profesionales sanitarios para debatir la prevención, detección y manejo de las enfermedades cardiovasculares.

En relación a la importancia de los factores psicosociales, y tal y como comenta el doctor Brotons, «aunque ya se sabía que el estrés, la depresión y los problemas familiares y laborales están asociados a un peor pronóstico cardiovascular, lo que se añade ahora a las guías europeas son nuevos datos en relación a la ansiedad y a lo que denominamos la personalidad tipo ‘D’, de ‘distress’; es decir, aquellos pacientes que tienen una afectividad y emociones negativas o dificultades para relacionarse socialmente, en los que se ha visto que presentan un peor pronóstico cardiovascular». En estas recomendaciones se incluyen una tabla con preguntas clave para detectar posibles problemas psicosociales y se facilitan una serie de intervenciones para mejorarlos o paliarlos. Incluso en algunas escalas, como la británica, se tiene en cuenta la clase social, ya que las personas con menos recursos tienen mayor prevalencia de factores de riesgo cardiovascular.

Edad vascular

Otra de las novedades es la incorporación de la categoría de pacientes con «riesgo muy alto». En este grupo entrarían aquellos que han tenido enfermedad coronaria, ictus, enfermedad vascular periférica, diabéticos con algún otro factor de riesgo y los que sufren insuficiencia renal crónica. «Esta última se ha incluido ahora en el riesgo muy alto, ya que son pacientes con un mal pronóstico y que tienen un 10% o más de riesgo de enfermedad cardiovascular que los que previamente se consideraban de alto riesgo», explica este especialista.

Asimismo, en estas últimas pautas se añade el concepto de «edad vascular«, que se refiere fundamentalmente a aquellos pacientes jóvenes que al tener diferentes factores de riesgo presentan el mismo riesgo cardiovascular que una persona de mayor edad. «Creemos que esta nueva calificación servirá para concienciar más a estas personas, ya que aunque tengan 40 años pueden tener una edad vascular de 60 años; esto puede impactar más en el paciente, tener unas consecuencias positivas y hacer que cambie más fácilmente sus estilos de vida». Concretamente, «en este grupo de pacientes los profesionales de atención primaria jugamos un papel fundamental, ya que la información y sensibilización es clave, y el paciente debe aprender y ser responsable de cuidarse y de llevar unos hábitos de vida saludables», añade Brotons.

Código Infarto

En este congreso se ha presentado el denominado Código Infarto, un modelo de actuación coordinado para las personas que sufren un síndrome coronario agudo. Según explicó la doctora Amparo Mena, «con una mejor coordinación en la atención a estos pacientes desde el inicio de los síntomas se podrían mejorar y generalizar los tratamientos de reperfusión en el infarto agudo, reduciendo la mortalidad en más de un 30%«.

El Código Infarto se aplica en Cataluña desde 2009, y gracias a éste se ha duplicado el número de angioplastias primarias y los tiempos de actuación se han reducido entre un 20% y un 40%. La angioplastia primaria (reabrir la arteria infartada lo antes posible) constituye el tratamiento de elección en el infarto agudo de miocardio. «Sin embargo, en muchos hospitales, áreas de salud e incluso comunidades autónomas, este procedimiento no está disponible para una mayoría de la población; esta heterogeneidad en los protocolos utilizados y en los recursos disponibles produce de hecho desigualdades en la atención a las personas con un síndrome coronario agudo, una de las primeras causas de muerte prematura en España», recuerda la doctora Mena.

Las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de muerte en nuestro país. Por sexos, la cardiopatía isquémica es la principal causa de muerte cardiovascular en el varón (hasta un 33% de todos los casos), siendo en las mujeres las enfermedades cerebrovasculares las que ocupan este primer puesto.

– A día de hoy, 24 asociaciones de pacientes dedicadas a la enfermedad cerebro y cardiovascular son ya miembros activos de Somos Pacientes. ¿Y la tuya?