Llevar una dieta saludable cobra una importancia fundamental en los pacientes que han sufrido un infarto de miocardio. No en vano, aquellos que mejoran sus hábitos alimenticios viven más que los que comen peor. Al menos así lo muestra un estudio llevado a cabo por investigadores de la prestigiosa Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard (Estados Unidos) y publicado en la revista ‘JAMA Internal Medicine’.
En palabras de la doctora Shanshan Li, directora de la investigación, “los supervivientes a un infarto de miocardio que siguen una dieta de mayor calidad, factor éste que ya se asocia con un menor riesgo de insuficiencia cardíaca en la prevención primaria cardiovascular, tienen una menor tasa de mortalidad por cualquier causa”.
Dietas saludables
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores analizaron la relación entre la dieta y la mortalidad a partir de los datos de 2.258 mujeres incluidas en el ‘Nurses’ Health Study’ y de 1.840 varones incluidos en el ‘Health Professionals Follow-up Study’. Todos los participantes, si bien no padecían ninguna enfermedad cardiovascular en el momento de su reclutamiento, habían sufrido un infarto de miocardio durante el período de seguimiento de ambos estudios.
Los investigadores evaluaron la calidad de la dieta de los participantes en función de los alimentos incluidos en la misma, caso de la carne roja, frutos secos, bebidas azucaradas, verduras, grasas, alcohol, cereales o sal.
Cifras claras
Concluido el estudio, se constató el fallecimiento de 1.133 participantes, 558 de los mismos por enfermedad cardiovascular. Sin embargo, el número de fallecimientos fue menor, 140 frente a 247, en el grupo de participantes que habían mejorado su alimentación tras el infarto.
En consecuencia, concluyen los autores, “el beneficio que se consigue es una reducción de la mortalidad por cualquier causa de hasta un 29%. Disminución del riesgo que, además, se establece en el 40% en el caso de la mortalidad por causas cardiovasculares”.
En este contexto, y en un comentario publicado en la revista a propósito de los resultados, los doctores Ramón Estrucht y Emilio Ros, del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS) de Barcelona, destacan que la mejora de la mortalidad se observó en aquellas dietas con mayor consumo de cereales, frutas y verduras, así como con una reducción de la carne y bebidas azucaradas.
– ¿Quieres consultar (en inglés) el estudio publicado en la revista ‘JAMA Internal Medicine’?
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