Los trastornos alimenticios también son comunes entre los varones, fundamentalmente entre los adolescentes. O cuando menos, más frecuentes de lo esperado tanto por los médicos como por los padres. Así lo muestra un estudio llevado a cabo por investigadores del Hospital Infantil de Boston (Estados Unidos) y publicado en la revista JAMA Pediatrics, en el que se observa que hasta un 17,9% de los varones adolescentes se preocupa de forma extrema por su peso y condición física.

En palabras de la doctora Alison Field, directora de la investigación, “hombres y mujeres tienen una preocupación diferente sobre su peso y apariencia física. Así, y más que sobre la delgadez, la preocupación sobre la musculatura es relativamente común entre los adolescentes y los varones jóvenes hasta el punto de utilizar productos poco saludables para mejorar su aspecto físico”.

El problema es que dicha preocupación entre los varones conlleva además un mayor riesgo de conductas de riesgo, caso del consumo de drogas o del abuso del alcohol. Y en el caso de aquellos obsesionados con la delgadez es común la presentación de síntomas depresivos. Pero aún así, “no suelen ser reconocidos como trastornos relacionados con el peso por los propios sistemas sanitarios dado su carácter sexo-específico”, alerta la doctora Field.

Obsesión por la apariencia

Para llevar a cabo el estudio, los investigadores evaluaron las respuestas obtenidas en los cuestionarios del ‘Growing Up Today Study’ (GUTS) de 5.527 varones adolescentes de Estados Unidos entre los años 1999 y 2010.

Los resultados revelaron que el 9,2% de los adolescentes se mostraba muy preocupado por su musculatura; que el 2,5% tenía gran preocupación por su delgadez; y que hasta un 6,3% se preocupa por ambos aspectos.

En este caso, aquellos varones preocupados por la musculatura y que, en consecuencia, usan suplementos potencialmente insalubres –como las hormonas de crecimiento y los esteroides– tenían un riesgo hasta dos veces mayor de comenzar a beber en exceso o de iniciarse en el consumo de drogas.

Por su parte, los preocupados por su musculatura y peso también tenían el doble de riesgo de consumir drogas. Y aquellos obsesionados con la delgadez eran hasta 2,72 veces más propensos a presentar síntomas depresivos.

Finalmente, el 0,8% de los adolescentes cumplían los criterios de bulimia nerviosa, así como el 2,9% el denominado ‘trastorno por atracones’. Es más; si bien de manera poco frecuente, hasta un 31% de los encuestados reconoció llevar a cabo episodios de atracones de comida o conductas purgativas.

En definitiva, concluyen los autores, “la mayoría de las evaluaciones sobre los trastornos alimenticios reflejan este deseo de delgadez y pueden pasar por alto a los chicos preocupados por su peso y forma pero que, principalmente, quieren estar más musculados. Y éste puede ser el equivalente masculino de las niñas que están obsesionadas con su peso y que utilizan el vómito o laxantes para controlarlo”.

– ¿Quieres consultar (en inglés) el estudio publicado en ‘JAMA Pediatrics’?

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