Desde hace 2 años Laura Sánchez sufre dolor crónico y severo en la articulación temporomandibular (ATM por sus siglas en castellano).

A Laura Sánchez le realizaron una artroscopia en ambas articulaciones. De repente apareció un dolor más fuerte en su cara. Fue al maxilofacial de la Seguridad Social quién consideró que debía realizarle una artroscopia bilateral de ambas ATMs.  Vive con dolor intenso desde hace dos años, pero no le gusta nada dar pena. Este dolor afecta a su calidad de vida en el ámbito social, laboral y familiar.  Nos comenta que hace un gran esfuerzo por continuar.

¿Qué te ocurrió Laura tras la cirugía de ATMs que te realizaron?

Me habían dicho que no tenía garantías en esta cirugía. Sin embargo, cuando el dolor lleva contigo tantos años, tan solo la posibilidad de pasar un día sin él te parece que merece la pena hacer cualquier cosa.  

Justo antes de la operación me apareció un nuevo síntoma, un calambre… yo nunca había oído hablar del nervio trigémino. Me explicaron que era un nervio que tenía varias ramificaciones y que el episodio podía pasarme una sola vez o que podría persistir.  Me lo explicaron así de clarito.  Yo solo sabía que me dolía la cara.  Te dejas aconsejar por los que saben y me sometí a la artroscopia de ambas articulaciones.  

Me pasé una año de baja, con más dolores articulares de los que ya tenía y una neuralgia postquirúrgica del trigémino, según me explicaron otros clínicos.  En el mismo hospital se empeñaron en tratarme. Estaba medicada hasta arriba de pastillas y cuidando de mi bebe. Durante este infierno contacté con los clínicos y sanitarios de alianzacontraeldolor.org

Sus clínicos y maxilofaciales me recomendaron no continuar con las operaciones de ATMs. En mi opinión, me ayudaron a tomar la mejor decisión que he tomado hasta el momento no volver a operarme. Ya que el siguiente paso era una cirugía abierta. Sin garantías. Y, si no funcionaba, luego solo tendría la opción de las prótesis. También sin garantías.  De un dolor según la escala EVA de 7 podía llegar a un dolor de 10 sin mala voluntad por parte de nadie. Los cirujanos de esta entidad me explicaron que son cirugías sumamente arriesgadas donde no se garantizan los resultados.

Entre mis secuelas, además del dolor, tenía mareo y falta de equilibrio.   Tu vida cambia de forma radical. Me sentía incapaz hasta de hacer la compra.

De momento, tengo un especialista clínico que me atiende los brotes de dolor y ya puedo jugar con mi hijo. Pero, obviamente, mi vida está muy limitada. Me esfuerzo mucho.  El mero hecho de hablar para mi es un suplicio.  Una pesadilla.

Sabemos que el dolor crónico benigno no va a matarnos, pero hay que asimilar que es para toda la vida.