Más de 2.000.000 de personas en España sufren de Covid persistente. Sin embargo, no son cifras estáticas. El número seguirá aumentando mientras el virus SARS-CoV-2 continúe circulando y evolucionando. Estos datos plantean un desafío de salud pública, pero no es el único. La complejidad de esta enfermedad y su impacto en la salud a largo plazo también preocupan. Y es que, muchos pacientes enfrentan síntomas debilitantes que afectan su calidad de vida y su capacidad para llevar a cabo actividades cotidianas.

“Aún no existe ningún tratamiento eficaz para el Covid persistente. Muchas personas tenemos algún grado de discapacidad, en ocasiones no reconocida, y otros muchos nos hemos visto sin trabajo, en riesgo de exclusión social, algunos incluso sin medios económicos para comprar los medicamentos que necesitamos», lamentan los pacientes. Y aseguran que cada día que pasa tienen «menos fuerzas» para enfrentarse a los obstáculos que se encuentran debido a la enfermedad.

Ante esta situación, es fundamental que se destinen recursos tanto para la investigación de esta enfermedad como para el apoyo a quienes la padecen. La atención médica especializada y el desarrollo de tratamientos específicos son aspectos cruciales para abordar esta problemática. Sin embargo, asociaciones y colectivos aseguran que se sienten «solos» y piden que no se les olvide, al tiempo que afirman que se encuentran en «una situación de especial vulnerabilidad laboral y social». Así lo han hecho constar en un manifiesto firmado con motivo del Día Internacional del reconocimiento de la Covid Persistente, que se celebra el 15 de marzo.

Falta de interés, estímulo y medios para la investigación

Los pacientes indican que encuentran médicos que les entienden y empatizan, especialistas que cotejan entre ellos para crear sinergias, discapacidades e incapacidades que se reconocen. Sin embargo, desearían que esta atención se extendiera a todos los pacientes. «Tenemos que enfrentarnos a profesionales de Atención Primaria que no nos entienden o a especialistas que nos dan el alta para acortar las listas de espera o que ya no saben de qué tratarnos pues la enfermedad se les escapa. Administraciones que niegan discapacidades e incapacidades a quienes lo necesitan», afirman los pacientes.

Además, manifiestan que, debido a la enfermedad que padecen, se encuentran con problemas laborales. «Empresas que nos despiden, al albur de conceptos espurios y no nos adaptan el puesto, aunque lo diga la legislación, no todas, afortunadamente», indican. Y recuerdan que sufren daños en órganos y tejidos, lo que «nos deja en mayor riesgo de sufrir una serie de afecciones cardiovasculares, inmunológicas y neurológicas que cambian la vida para siempre y la ponen en peligro, haciéndonos más vulnerables a una variedad de infecciones oportunistas».

Los pacientes de Covid persistente también critican la «falta de interés, estímulos y medios para la investigación«, pero matizan: «No por parte de toda la comunidad científica, afortunadamente».