Según la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, a partir de los 65 años es más fácil verse afectado por los golpes de calor. Debido a esta mayor sensibilidad es fundamental que adquieran conciencia y reciban, en los casos que sea necesario, cuidados especiales para prevenir enfermedades y complicaciones derivadas de la exposición al calor. “Hay que tener en cuenta que la hipertermia puede aparecer más fácilmente en personas que padecen condiciones como enfermedades cardíacas, diabetes, enfermedad renal crónica y trastornos del sistema nervioso, ya que estas interfieren en la capacidad del cuerpo para regular la temperatura”, añade Isabel Sánchez Galán, nutricionista de Blua de Sanitas.

anciano sol

“Las personas mayores son especialmente vulnerables a los efectos del calor debido a su tendencia a experimentar deshidratación y pérdida de líquidos a través de la piel. Además, su piel tiende a volverse más seca, lo que dificulta aún más su capacidad para regular la temperatura corporal y aumenta el riesgo de sufrir golpes de calor u otras complicaciones relacionadas con el calor”, explica Miryam Piqueras, supervisora médica de Sanitas Mayores.

Consejos para evitar los efectos del calor

Vestimenta adecuada. Es importante que los mayores utilicen ropa ligera y transpirable para mantenerse frescos durante los días calurosos. Se recomienda evitar prendas ajustadas, ya que pueden causar molestias e irritación en la piel. Además, es fundamental proteger la cabeza, el cuello y las extremidades con prendas adecuadas cuando se está al aire libre.

Hidratación y alimentación. Es esencial que los mayores se mantengan bien hidratados durante el verano, bebiendo al menos 2 litros de agua al día. También es importante consumir alimentos ricos en vitamina C, como los cítricos, son especialmente beneficiosos para reforzar el sistema inmunológico. “Los mayores, durante el verano, deberían incorporar a su dieta proteínas magras y carbohidratos integrales, como pollo a la parrilla y quinoa, para asegurar un adecuado aporte de energía y mantener una temperatura corporal estable” ha dicho Isabel Sánchez.

Temperatura en interior. Se recomienda mantener una temperatura interior de alrededor de 21 a 22 grados durante el verano, asegurándose de que las habitaciones estén bien ventiladas para mantener un ambiente saludable. “Es importante evitar exponer a los mayores a temperaturas extremas y garantizar que cuenten con un lugar fresco y cómodo para descansar”, explica Miryam Piqueras.

Hacer ejercicio. El ejercicio regular es crucial para la salud de los mayores, pero durante el verano es fundamental evitar las actividades físicas intensas durante las horas más calurosas del día. Se recomienda optar por actividades más suaves, como caminar o bailar, para mantenerse activo sin exponerse al calor excesivo.

Si a pesar de estas medidas se experimentan síntomas como mareos, confusión, debilidad extrema o síntomas de deshidratación severa se deberá acudir al médico y a los especialistas correspondientes, ya sea de manera presencial o a través de videoconsulta, para realizar una revisión a fondo y obtener el tratamiento adecuado.