Los días siguientes a la operación fueron ciertamente complicados. Era difícil tarea dejar que Martina continuara con su aprendizaje al andar sin que golpeara el suelo con sus manos recién operadas. El baño había que realizarlo con sumo cuidado, el vendaje no se podía mojar dado que se humedecerían las suturas provocando picores e incluso infecciones.
Las molestias y dolores tampoco facilitaban las cosas…; a cada momento había que estar tras ella con analgésico y antiinflamatorios. Además de que cada día había que retirar los apósitos que cubrían los pulgares para desinfectar la incisión de la punta del dedo y la punta aguja que realizaba la osteosíntesis, la cual sobresalía por la piel.