Los especialistas en Reumatología recomiendan a los pacientes con enfermedades reumáticas la práctica de ejercicio físico. Un ejercicio que no debe ser abandonado durante el verano, razón por la que la Sociedad Española de Reumatología (SER) ha establecido una serie de recomendaciones especiales para que los pacientes tengan la mayor calidad de vida posible también durante la época estival.

La actividad física y la contracción muscular favorecen la tonificación muscular y la estabilidad de las articulaciones, constituyéndose como los mejores estimulantes existentes para la formación del hueso en el esqueleto. Por ello, como explica el Dr. Jesús Tornero, jefe de Sección de Reumatología del Hospital Universitario de Guadalajara, «hay que hacer ejercicio físico, adaptado a la capacidad de cada persona, a su edad, situación cardiovascular y entrenamiento previo y patología afectada».

Beneficios  estivales

Durante el verano,  señala  el Dr. Tornero, «los afectados por las enfermedades reumáticas suelen encontrarse mejor, con menos crisis y exacerbaciones de su dolor; las personas que sufren osteoporosis por déficit de vitamina D son las que se ven más beneficiadas gracias a los rayos ultravioleta del sol».

En este contexto, la radiación ultravioleta es fundamental para los huesos y los músculos. Y es que «su falta favorece no solo la osteoporosis –explica el Dr. Tornero–, sino también las caídas y fracturas ya que, en ancianos, produce una mayor debilidad muscular». «No es necesario ponerse directamente al sol; la radiación ultravioleta dispersa a menudo es suficiente para activar la síntesis de vitamina D», aclara el facultativo.

Del mismo modo  el calor también favorece la dilatación de los vasos sanguíneos por la relajación del músculo de la pared vascular. “Es por ello que en personas que presentan dolor de espalda y fenómeno de Raynaud, es decir, una condición que con el frío provoca palidez y dolor en los dedos, mejoran significativamente en verano», explican desde la SER. También la inflamación ya establecida se resuelve mejor cuando se le aplica calor y aumenta el efecto analgésico de algunos tratamiento.

El sol,  pernicioso para el lupus

Es preciso considerar que  la radiación solar también puede activar las lesiones de algunas enfermedades reumáticas, caso del lupus eritematoso sistémico.  Esol puede ser un motivo desencadenante de algún brote de la enfermedad y provocar reacciones fotosensibles, caso de las erupciones cutáneas, la fiebre, la fatiga, la inflamación y el dolor articular.

Por otra parte, cuando se viaja en coche o autobús durante una larga distancia en posición fija se favorece el remanso de la sangre, especialmente en las extremidades inferiores. Este hecho, como apuntan desde la SER, «puede inducir a la formación de coágulos y los episodios de trombosis venosa o embolia de pulmón, por lo que debemos levantarnos cada poco tiempo, caminar durante un rato y estirar las articulaciones»

Como recuerda el Dr. Tornero, «es preciso beber mucho líquido, pero hay que evitar el consumo excesivo de alcohol, porque este último produce vasodilatación en la piel y más pérdida de fluidos; además, la cerveza es muy poco aconsejable  para los pacientes que sufren gota,  pues favorece las reagudizaciones y ataques de esta enfermedad».

Por último, concluyen los responsables  la SER, «la lucha contra muchas enfermedades reumáticas empieza con el mantenimiento de un peso ideal que puede lograrse con una adecuada alimentación (dieta mediterránea) y no hay que olvidar que moverse y hacer ejercicio también contribuye a evitar la obesidad».

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