Los trabajadores que retrasan su jubilación tienen un menor riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. Así lo muestra un estudio llevado a cabo por investigadores del Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica de Francia (Inserm) y presentado en la Conferencia de la Asociación Internacional del Alzheimer celebrada en Boston (Estados Unidos).
En palabras de la doctora Carole Dufouil, directora de la investigación, “nuestros resultados muestran de una manera clara que una mayor edad en el momento de la jubilación se asocia con una disminución significativa en el riesgo de desarrollar demencia”.
Reducción del riesgo
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores analizaron los historiales médicos de más de 429.000 jubilados de Francia –país en la que la edad mínima de jubilación se establecía en 60 años en el momento en los participantes cesaron su actividad laboral.
Los resultados muestran que, comparados con aquellos que se jubilaron a los 60 años, las personas que cesaron su actividad a la edad de 65 años tenían un riesgo un 14% inferior de padecer Alzheimer u otra demencia. De hecho, según apuntan los autores, “cada año adicional que trabajaba una persona puede significar un aumento proporcional del retraso del Alzheimer”.
Sin embargo, las causas para este beneficio permanecen desconocidas. Y es que como explica el doctor Dean Hartley, director de Iniciativas Científicas de la Asociación Internacional de Alzheimer, “lo que se entiende a partir de esta investigación observacional es que hay una correlación; si bien es un punto de partida hacia la comprensión, no se sabe cuál es la causa, por lo que deben realizarse más estudios”.
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