A día de hoy conviven en nuestro país cerca de 25.000 pacientes con enfermedad renal crónica (ERC) en tratamiento con diálisis. Y si bien hasta un 70% de los pacientes podría recibir el tratamiento en su domicilio –hemodiálisis domiciliaria y diálisis peritoneal–, la realidad es que, como recordó la Federación Nacional de Asociaciones para la Lucha Contra las Enfermedades del Riñón (Federación ALCER), miembro de Somos Pacientes, en el marco de la celebración, ayer jueves, del Día Mundial del Riñón, el porcentaje de afectados que inicia terapia con una de estas opciones es aún ciertamente bajo, de apenas un 15%.

En palabras de Juan Carlos Julián, coordinador general de la Federación ALCER, «hemos de lamentar que este tipo de diálisis no pueda ser una alternativa real en muchos pacientes, principalmente por el diagnóstico tardío de su enfermedad. Y es que la diálisis peritoneal requiere un proceso de aprendizaje, ya que es el propio paciente el que se la aplica en su domicilio, y además requiere la implantación de un catéter. Esto hace que muchos pacientes comiencen el tratamiento en hemodiálisis en el hospital y, si bien luego pueden cambiar, suele ser difícil«.Más fácil y económica

El porcentaje de pacientes con ERC que reciben diálisis en su domicilio varía en función de las distintas comunidades autónomas, resultando mayor en las regiones del norte –entre otras, Navarra, Cantabria y Galicia– en el caso de la diálisis peritoneal.

Una tasa de implantación de la diálisis peritoneal que, asimismo, también varía entre los distintos países europeos. De hecho, como explica la doctora Paloma Sanz, del Servicio de Nefrología del Hospital Quirón San Camilo de Madrid, «mientras en países como Suecia o Dinamarca el porcentaje de pacientes que reciben este tratamiento se eleva hasta un 40%, en otros casos, como es el de Grecia, es meramente simbólica«.

Y en este contexto, apunta la doctora Sanz, «lo ideal sería llegar a una tasa del 30%, ya que se trata de una opción más fácil de hacer e, incluso, hay estudios que sugieren que los riñones pueden durar más«. A ello se aúna, además, que «acaba generando un ahorro para el sistema, ya que se evita el transporte de los pacientes de sus casas al hospital», destaca Juan Carlos Julián.

Mejorar el diagnóstico precoz

La razón por la que los pacientes suelen preferir la hemodiálisis en los hospitales se explica, como reconoce la doctora Sanz, «a que de esta manera se sienten más protegidos. Pero siempre se les ofrecen las dos alternativas, sin plantear una u otra como buena o mala, y se les da la posibilidad de cambiar una vez iniciado el tratamiento. Pero al final el porcentaje de cambio es bajo«.

La alternativa intermedia sería intercambiar ambas opciones. Como explica Julio Sanz, «se pueden hacer descansos peritoneales, estar unos meses en hemodiálisis y luego volver al domicilio, y así se pueden estar años, hasta que el peritoneo aguante».

Sea como fuere, los expertos inciden en la necesidad de mejorar el diagnóstico de la ERC para, así, lograr retrasar al máximo su progresión y la consecuente entrada en diálisis. «Lo más caro es la diálisis –advierte la doctora Sanz–, por lo que a pesar de que se trata de una enfermedad que no da la cara, hay que intentar llegar a ella antes de que el riñón deje de funcionar«.

«El diagnóstico precoz también supone un enorme ahorro en costes para el sistema al ser una enfermedad propia de pacientes de edad avanzada. Por ello, necesitamos una estrategia a medio-largo plazo», concluye Juan Carlos Julián.

– A día de hoy, 20 asociaciones de pacientes dedicadas a la insuficiencia renal son ya miembros activos de Somos Pacientes. ¿Y la tuya?