Disfrutar de un descanso nocturno adecuado conlleva una mejor salud cardiovascular. De hecho, y aunado con otros hábitos de vida saludables, dormir un mínimo de siete horas diarias se asocia con una reducción del 65% del riesgo de enfermedades cardiovasculares. Así lo muestra un estudio llevado a cabo por investigadores del Instituto Nacional de Salud Pública y Medio Ambiente de Países Bajos y de la Universidad de Wageningen (Países Bajos) y publicado en la revista European Journal of Preventive Cardiology.

En palabras de la doctora Monique Verschuren, directora de la investigación, “cuando el sueño con una duración suficiente se suma a cuatro hábitos de vida saludable como son la práctica regular de ejercicio físico, mantener una dieta equilibrada, moderar el consumo de alcohol y no fumar, entonces el riesgo cardiovascular se ve reducido de forma significativa”.

Reducción del riesgo CV

Para llevar a cabo el estudio, los autores evaluaron la relación entre los hábitos de vida y salud cardiovascular de 8.128 varones y 9.759 mujeres con edades comprendidas entre los 20 y los 59 años y sin diagnóstico de enfermedad cardiovascular al inicio de la investigación.

Transcurridos los 10-14 años de seguimiento contemplados en el estudio, los autores registraron un total de 607 episodios cardiovasculares –enfermedad cardiovascular fatal, infarto de miocardio no fatal e ictus–, de los que 109 conllevaron al fallecimiento del paciente.

Los hábitos de vida saludables analizados en el estudio fueron: práctica de ejercicio físico no inferior a 3,5 horas semanales; seguimiento de una dieta mediterránea; consumo moderado de alcohol; y evitación del hábito tabáquico. Y de acuerdo con los resultados, las personas que adoptaban estos cuatro hábitos presentaban, en comparación con aquellos que seguían solo uno o ninguno, una reducción del 57% de su riesgo cardiovascular y una disminución del 67% de su mortalidad cardiovascular.

Es más; en caso de aunar un descanso nocturno adecuado –no inferior a siete horas diarias– a los cuatro hábitos saludables referidos, la reducción del riesgo cardiovascular se elevó hasta el 65%, mientras que la disminución de la mortalidad cardiovascular se estableció en un 83%.

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