Fuente MedlinePlus (20-3-2012).
NUEVA YORK (Reuters Health) – Por primera vez, un estudio poblacional demuestra que existe una conexión entre la migraña y el síndrome de las piernas inquietas (SPI).
En una cohorte con más de 30.000 mujeres, la migraña con o sin aura estuvo asociada con un significativo 22 por ciento más posibilidad de padecer SPI, según publica la revista Cephalalgia.
El autor principal, doctor Markus Schurks, del Hospital de Brigham y las Mujeres de Boston, y del Hospital Universitario de Essen, en Alemania, dijo a Reuters Health que los médicos «deberían tener en cuenta esta relación entre la migraña y el SPI al tratar a los pacientes con esas enfermedades. Esto lo ayudaría a elegir el tratamiento adecuado».
El doctor Shuu-Jiun Wang, del Instituto de Neurología del Hospital General de Veteranos de Taipei y de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Yang-Ming, en Taipei, Taiwán, y que no participó del estudio, dijo: «Es el primer estudio poblacional que demuestra que existe una relación entre el SPI y las migrañas en las mujeres (el estudio no incluyó hombres).
«La mayoría de estos resultados se obtuvo en estudios realizados en clínicas y hospitales», agregó.
Wang comentó que «ambos trastornos compartirían mecanismos que explicarían la asociación: por ejemplo, el metabolismo del hierro y la vía dopaminérgica están alterados en ambos trastornos».
La migraña y el SPI son enfermedades comunes que afectan especialmente a las mujeres, según escribe el equipo de Schurks. Aun así, falta evidencia epidemiológica que respalde la relación entre ambas.
Entonces, los autores la investigaron en 31.370 mujeres que participaban del Estudio de la Salud de las Mujeres (WHS, por sus siglas en inglés) diseñado para analizar los beneficios y los riesgos del uso de una dosis baja de aspirina y de vitamina E en la prevención primaria de la enfermedad cardiovascular y el cáncer.
En total, 6.857 mujeres (el 21,9 por ciento) tenían migrañas al inicio del estudio o durante los nueve años de seguimiento. El 23 por ciento (1.579) de ese grupo tenía migrañas con aura, el 35,2 por ciento (2.418) tenía migrañas sin aura, y 1.725 tenían antecedentes de migraña.
La razón de posibilidad u OR ajustada según la edad para esas mujeres fue de 1,35 y esa asociación se redujo tras considerar múltiples co-variables, pero se mantuvo estadísticamente significativa (OR 1,22).
La asociación fue similar para la migraña con aura y sin aura, como así también para las nuevas migrañas registradas durante el seguimiento.
Las migrañas anteriores no estuvieron asociadas significativamente con el SPI.
«Esto sugeriría que el curso de la enfermedad es importante para la manifestación del SPI como una comorbilidad», sostienen los autores.
«Nuestro estudio coincide con informes previos de que las personas con migraña son más propensas a padecer SPI que las que no tienen migrañas. Aun así, el estudio es único en su tipo por su tamaño y su diseño prospectivo», añadieron.
Sin embargo, una de las limitaciones es la composición de la cohorte (mujeres blancas con alto nivel educativo y menores de 45 años), lo que limitaría la generalización de los resultados.
El equipo concluye que «dada la alta prevalencia y la carga de ambas enfermedades, se necesitan más estudios poblacionales».
El estudio se realizó con un subsidio del Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre de Estados Unidos. Los autores no manifestaron conflictos de interés.