Las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la primera causa de muerte tanto a nivel mundial como en nuestro país. Así lo demuestran los últimos datos de mortalidad publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE)*, en los que se refleja que las muertes por tal causa son las responsables del 28,8% (122.465 muertes) del total de defunciones (263,2 fallecidos por cada 100.000 habitantes); por delante de los tumores con el 26,7% (243,4 fallecidos por cada 100.000 habitantes) y de las enfermedades del sistema respiratorio, 12,2% (110,9 fallecidos por cada 100.000 habitantes). (*datos publicados en diciembre de 2018 que hacen referencia al total de defunciones producidas en 2017)
Por sexo, los tumores fueron la primera causa de muerte en los hombres (con 300,1 fallecidos por cada 100.000) y la segunda entre las mujeres (con 188,8). Por su parte, las enfermedades del sistema circulatorio fueron la primera causa de mortalidad femenina (279,7 muertes por cada 100.000) y la segunda entre los varones (246,1).
Dentro de las enfermedades del sistema circulatorio, las que producen un mayor número de defunciones son las enfermedades isquémicas del corazón (que comprenden aquellas producidas por los infartos y las anginas de pecho) con 32.925 muertes, seguidas de las enfermedades cerebrovasculares con 26.937 muertes, y las producidas por otras enfermedades del corazón con 24.314 y por la insuficiencia cardiaca con 19.165 muertes.
Por CCAA, Andalucía es la Comunidad que computa mayor número de muertes por enfermedades del sistema circulatorio (22.907 muertes), seguida de Catalunya (17.465 muertes), la Comunidad Valenciana (13.507 muertes) y la Comunidad de Madrid (11.862 muertes).
¿Se puede prevenir la enfermedad cardiovascular?
Coincidiendo con el Día Europeo para la prevención del riesgo cardiovascular, desde Cardioalianza queremos lanzar el mensaje de que la enfermedad cardiovascular es prevenible y que, en parte, mucho depende de nosotros mismos y de nuestra capacidad y voluntad para autocuidarnos. Y es que, tal y como indica la Organización Mundial de la Salud (OMS), las muertes por enfermedad cardiovascular podrían reducirse un 80% siguiendo unos hábitos de vida saludables (mediante una equilibrada alimentación baja en grasas y la práctica regular de ejercicio) y el control de los principales factores de riesgo, tales como la hipertensión, el colesterol, la diabetes, la obesidad, el sedentarismo, el estrés y el tabaco.
Consejos para proteger tu corazón:
– Cuida la alimentación: Las dietas bajas en sal, azúcares y grasas de origen animal (sobre todo grasas saturadas) que potencian el consumo de frutas, verduras, productos integrales, legumbres, pescados y que utilizan el aceite de oliva como grasa principal, disminuyen significativamente los niveles de colesterol en sangre y nos ayudan a controlar la hipertensión, dos de los principales factores de riesgo para la enfermedad cardiovascular.
– Practica ejercicio de forma regular: Los expertos recomiendan realizar 30 minutos de ejercicio al día, puesto que ello contribuye a reducir el riesgo de cardiopatía isquémica en aproximadamente un 30%, así como también reduce el riesgo de accidente cerebrovascular e hipertensión y nos proporciona una mayor calidad de vida.
– Baja tu presión arterial: La hipertensión es la primera causa que produce enfermedad cardiovascular. En este sentido, diversos estudios han puesto de manifiesto que las personas hipertensas tienen 6 veces más riesgo de sufrir un ictus (infarto cerebral). Además, por si ello no fuera poco, también se ha visto que la hipertensión aumenta en un 70% el riesgo de deterioro cognitivo y el de demencia vascular. La tensión arterial sistólica no debe superar 120-129 mmHg y la diastólica los 80-84 mmHg.
– Pon el colesterol a raya: Los pacientes con niveles de colesterol total en 240 mg/dl tienen el doble de posibilidades de sufrir un infarto de miocardio que los que lo tienen en 200mg/dl. Nuestro objetivo debería ser, por tanto, tener el colesterol por debajo de 200 mg/dl : ≤ 130 mg/dl de colesterol LDL (conocido como colesterol “malo”) y en lo que refiere al colesterol HDL (conocido como colesterol “bueno”) ≥ 50 mg/dl en mujeres y ≥ 40 mg/dl en hombres.
– Controla la diabetes: Una diabetes mal controlada puede repercutir de forma muy severa sobre nuestra salud ya que el riesgo cardiovascular de una persona diabética es el mismo que el de una persona no diabética que haya tenido un infarto. Además de ello, las personas diabéticas tienen un 60% más de posibilidades de desarrollar hipertensión, con lo que ello multiplica aún más el riesgo de sufrir un evento cardiovascular.
– Adiós al estar obeso: La obesidad está asociada con algunos de los principales factores de riesgo para las enfermedades cardiovasculares, como la hipertensión y las bajas concentraciones de colesterol HDL. El riesgo de la obesidad recae en dónde se localiza la grasa adiposa, siendo la más peligrosa la grasa situada en nuestro perímetro abdominal. En concreto, se ha visto que un perímetro abdominal superior a 102cm en el hombre o a 88cm en la mujer, se asocia con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular.
– Deja de fumar: El tabaco provoca cerca de 50.000 muertes anuales en España por y es considerado uno de los mayores factores de riesgo cardiovascular. De hecho, el consumo de tabaco es considerado la segunda mayor causa de enfermedades cardiovasculares después de la hipertensión.
– No al estrés o la ansiedad: Las investigaciones que se han llevado a cabo hasta el momento demuestran que las personas con altos niveles de ansiedad y nerviosismo tienen mayor riesgo a sufrir problemas de corazón. Lo que aún se desconoce, pero, es a partir de qué grado de estrés y durante cuanto tiempo tiene que durar éste para que exista realmente un riesgo. Lo que sí sabemos es que la frecuencia de nuestro corazón en reposo debe ser de entre 60 a 100 latidos por minuto.
Para más información sobre los últimos datos INE 2018, puedes hacerlo aquí.
Fuentes consultadas: Datos INE 2018, World Health Organization, Fundación Española del Corazón