El 31% de los españoles con obesidad reconoce haber seguido en alguna ocasión una ‘dieta milagro’ para perder peso. Un porcentaje que, en el caso de las personas con sobrepreso, se establece en torno al 10%. Así lo muestran los datos presentados por la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) con motivo de su LV Congreso Nacional celebrado en Granada.

Como explica la doctora Ana Zugasti, de la Sección de Nutrición y Dietética Clínica del Complejo Hospitalario de Navarra, “por lo general, los pacientes obesos tienen una idea preconcebida sobre su peso ideal, y lo que las dietas heterodoxas prometen es ese peso ideal que ellos buscan; sin embargo, ese peso ideal que tanto anhelan no existe, es un peso utópico, ya que es casi imposible de conseguir y de mantener”.

Así, las denominadas ‘dietas milagro’ crean falsas expectativas en los pacientes. Y como advierte la doctora Zugasti, “si bien ofrecen resultados rápidos y mágicos, suponen un riesgo para la salud y pueden volverse en contra del paciente tanto por el efecto rebote como por las posibles complicaciones en las comorbilidades que presente el paciente con obesidad”.

Peligrosas e ineficaces

Las ‘dietas milagro’, como explica la doctora Zagusti, “suelen consistir en la prohibición de un grupo de alimentos que distorsionan la realidad científica del nutriente y se basan en el consumo de determinados alimentos preparados que suele vender la persona o entidad que promueve este tipo de tratamientos dietéticos”.

Es decir, se trata de dietas promovidas en la inmensa mayoría de los casos por personas “ajenas a la Medicina, por lo general personas famosas que las ponen de moda y favorecen su rápida divulgación por Internet; por tanto, cuentan con escaso, si no nulo, aval científico”. Es el caso, entre otras, de la ‘Dieta Ornish’, muy pobre en grasas; de la dieta del Doctor Atkins, pobre en carbohidratos y rica en grasas; o de la ‘dieta de Montignac’.

Dieta… y ejercicio

La razón por la que los pacientes con obesidad recurren a las ‘dietas milagro’ se explica por los resultados, definitivos y duraderos, que prometen. Sin embargo, “es algo completamente erróneo, dado que cuando los pacientes terminan de hacer este tipo de dietas recuperan todo el peso perdido”, alerta la doctora Zagusti.

Por el contrario, las dietas eficaces son aquellas capaces de conseguir una pérdida de peso segura y sostenible a largo plazo y que tengan consecuencias positivas sobre las enfermedades y factores de riesgo asociados –caso de la diabetes y la hipertensión arterial.

Sería el caso, por ejemplo, de las dietas hiperproteicas o bajas en carbohidratos, “que podrían suponer una solución alternativa en el tratamiento de la obesidad siempre y cuando la distribución de macronutrientes se haga de manera adecuada; aún así, los datos de eficacia de los que disponemos son a corto plazo, de 6 a 12 meses”, puntualiza la especialista.

Es más; los distintos estudios han demostrado que lo que marca la diferencia en la pérdida de peso no son las manipulaciones en las proporciones de los macronutrientes, “sino las diferencias en la ingesta energética; por ello, una forma de mantener el peso conseguido es, sin duda, hacer ejercicio físico de forma regular, algo que, no obstante los pacientes obesos o con sobrepeso no suelen llevar a la práctica”, concluye la doctora Zugasti.