Las personas mayores con diabetes deben extremar las precauciones de higiene y distancia social a la hora de realizar viajes este verano. Sin embargo, y a pesar de pertenecer a un grupo de riesgo ante la COVID-19, los expertos recomiendan que continúen realizando sus actividades programadas respetando en todo momento las medidas de prevención y protección.
Desde la Federación Española de Diabetes (FEDE) se aconseja que sigan las recomendaciones de las autoridades para disfrutar de unas vacaciones seguras y recuerdan el decálogo de recomendaciones elaborado por la Fundación Edad&Vida para evitar complicaciones de salud o el empeoramiento de las dolencias crónicas:
Sigue unas correctas medidas de higiene. A lo largo del día lávate las manos con frecuencia y al estornudar tápate la nariz y la boca con el brazo. Además, antes de salir de casa, recuerda preparar todo lo que necesitarás durante la salida, como tu mascarilla, gel hidroalcohólico para la higiene de manos, etc. De la misma forma, cuando regreses a tu domicilio presta especial cuidado al quitarte la mascarilla y lávate las manos inmediatamente después. No olvides que cuando estés fuera de casa y no puedas mantener la distancia de seguridad interpersonal, en espacios públicos cerrados y siempre que utilices el transporte público deberás ponerte la mascarilla. Consulta las recomendaciones oficiales para comprobar si, por motivos de salud, estás exento de esta obligación.
No te aísles y sácale partido a la tecnologías. Si por tus circunstancias personales o de salud te resulta complicado encontrarte con tus seres queridos, apóyate en las nuevas tecnologías. Utiliza las redes sociales virtuales y las videollamadas para ver y hablar con tus familiares y amigos.
Sé positivo. Es normal que en estos momentos de incertidumbre te surjan emociones y pensamientos negativos derivados de la propia situación, pero recuerda todas aquellas situaciones igualmente graves que has superado con éxito. Hay que ser objetivo y optimista.
Utiliza el humor. El humor y reírnos de nosotros mismos pueden ayudarnos a pasar mejor los momentos de estrés. Relativiza la seriedad de estos días y escapa a una burbuja de calma y bienestar por unos momentos.
Mantente ocupado. Continúa dedicándole tiempo a todas las actividades que has comenzado durante el confinamiento y, en esta nueva normalidad, intenta también recuperar las actividades al aire libre que más te agradan y a las que no has podido dedicar todo el tiempo que te gustaría. Además de combatir el aburrimiento te permitirá mantener tu mente activa.
No olvides hidratarte a lo largo del día. De la misma forma, y especialmente ahora que las temperaturas alcanzan niveles elevados, es indispensable mantener una adecuada hidratación. Una ingesta diaria de agua incluye, de manera general, 2 litros diarios para las mujeres y 2,5 para los hombres, de los cuales el 20% deben provenir de los alimentos y el 80% del agua y bebidas.
Establece nuevas rutinas. La nueva normalidad nos ha obligado a cambiar nuestros hábitos: retomamos los paseos, las reuniones con amigos y las terrazas, pero siempre manteniendo las medidas de seguridad recomendadas. Para evitar imprevistos asegúrate de que los servicios que quieres utilizar se han reactivado y organiza previamente las actividades que vas a realizar a lo largo del día.
Aprovecha el buen tiempo para exponerte al sol con precaución. La exposición solar ayuda a mejorar los niveles de vitamina D, necesaria para la absorción del calcio y para mantener una buena salud ósea, posiblemente deteriorada durante la etapa de confinamiento. No olvides tomar las precauciones necesarias para la exposición solar y evita las horas del día de más calor.
Realiza ejercicio físico. Después de haber estado tanto tiempo dentro de casa es importante que recuperes la práctica de actividad física, para conservar (¡y mejorar!) tu nivel funcional que, además de mantenerte activo, te ayudará a mejorar tu humor. Recuerda que debes adaptar el ritmo de la actividad a tu nivel de forma física, para evitar posibles lesiones. Además, no olvides hidratarte antes, durante y después de realizar ejercicio físico.
Mantén unos hábitos alimentarios saludables. Una alimentación saludable es uno de los aspectos básicos para una buena calidad de vida, a nivel físico y emocional. Un ejemplo de dieta saludable, variada, moderada y equilibrada es la dieta mediterránea, que se fundamenta principalmente en el consumo de frutas y verduras, cereales integrales, legumbres, carnes blancas, pescados, aceite de oliva virgen y frutos secos. Su beneficio radica en la variedad de alimentos y en la forma y modo de consumirlos. Hoy, el concepto saludable aglutina tanto el qué comemos como el cómo, cuándo, dónde y de qué forma.
– A día de hoy, 92 asociaciones de pacientes dedicadas a la diabetes son ya miembros activos de Somos Pacientes. ¿Y la tuya?