En nuestro sistema de salud contamos con un recurso que, a menudo, es subutilizado y subestimado: el paciente. Así lo aseguran algunos expertos, los cuales insisten en que es hora de replantear esta cuestión y abrazar un enfoque más inclusivo y participativo. Y es que, en la búsqueda de soluciones efectivas y sostenibles para mejorar la atención médica, debemos mirar más allá de los confines tradicionales y reconocer el papel fundamental que juegan aquellos que hacen uso de los servicios de nuestra sanidad. Así lo propone Joan Carles March, profesor en la Escuela Andaluza de Salud Pública.

En este vídeo, March reflexiona sobre las ventajas de hacerles formar parte de las decisiones que se tomen en el ámbito de la salud. De hecho, sostiene que, para avanzar, debemos reconocer que la participación activa del paciente no solo es una cuestión ética y legal, sino también una estrategia inteligente que conlleva beneficios tanto para el individuo como para el sistema en su conjunto. “El hecho de que más pacientes sean partícipes disminuye los costes porque se hacen más adherentes al tratamiento. Pero, además, dan una mayor calidad al sistema”, asegura.

Como él, otras voces han instado a todos los profesionales de la salud y responsables de políticas a dejar de lado las prácticas tradicionales y permitir que los pacientes no solo sean receptores pasivos de atención, sino agentes activos en su propio bienestar en todas y cada una de las etapas de la asistencia sanitaria.