Carmen Jáudenes, coordinadora de la Comisión de Educación del CERMI y directora de Fiapas, comienza este conversatorio respondiendo a la cuestión central, que plantea como apertura el moderador y director general de Servimedia y de cermi.es semanal, José Manuel González Huesa: “¿Qué puede ocurrir con el alumnado con discapacidad en el nuevo curso escolar?”. Jáudenes explica entonces que “si nos atenemos a lo que dice el ministerio, la apuesta prioritaria es la vuelta presencial y ese es el primer escenario que debemos contemplar, pero evidentemente hay que hacer previsiones para otros escenarios, con la posibilidad de volver a la educación en distancia”.
En el caso del alumnado con sordera, además de los problemas que comparte con el resto del alumnado con discapacidad, según Carmen Jáudenes, “la dificultad más singular ha sido la falta de accesibilidad, tanto por el acceso a los soportes como el de contenidos, procesos de evaluación, materiales…”
Y resume, desde su experiencia en estos tiempos difíciles de pandemia, que “una de las cuestiones que hemos padecido es que todos los problemas que ya conocíamos han emergido con toda su virulencia, pero algo aún más preocupante es la falta de previsión que había para resolver determinadas cuestiones que se planteaban con el alumnado con discapacidad”.
Por ejemplo, según detalla en su intervención Mateo Sansegundo, presidente de Down España, “nadie estaba preparado para esta situación y nos ha pillado el toro y no sabemos si de cara a septiembre vamos a estar preparados, pero para nosotros ha sido muy importante la pérdida de interacción entre alumnos y profesores y entre los propios alumnos”. Explica además que en los centros en los que funcionaba bien la atención a los alumnos con discapacidad y había un buen programa inclusivo, las clases han seguido funcionando bastante bien durante el confinamiento, “pero no así en los centros en los que no había predisposición a trabajar con alumnos con discapacidad, donde ha sido un absoluto retraso, no se ha tenido muy en cuenta la diversidad de las aulas ni se ha trasladado a los programas ‘on line’, que han sido muy generalistas, para el alumno medio, sin tener en cuenta la especificidad de los alumnos con discapacidad”.
En el caso de los alumnos con TEA (Trastorno del Espectro del Autismo), también es necesario atender algunas especificidades, como relata Jesús García Lorente, director general de Confederación Autismo España: “El bienestar emocional es clave en nuestro caso y por muy buenas plataformas que tengamos y mejores sistemas, si no se pone el foco en eso… en nuestro caso se dieron bastantes problemas disruptivos y de conducta, pero os apunto un dato, ahora en la vuelta se están dando mucho más problemas en algunas actividades, es por una razón, cuando vuelven no se encuentran el centro que tenían, ni se encuentran el transporte escolar que tenían, ni el entorno, y nadie se lo ha explicado; el bienestar emocional es fundamental en toda la programación y también estamos preocupados por el ciberacoso, y no hay nada implantado ni estudiado”.
Y es que la cuestión emocional es definitiva, su importancia y trascendencia en el caso de las personas y menores con discapacidad es fundamental. Santiago López, presidente de Plena Inclusión España, lo expresa así: “La vuelta al colegio la vemos con preocupación y si nos dejan volver, hay una cosa imprescindible, llevar a cabo un análisis del impacto que ha tenido el covid-19 en la enseñanza sobre las personas con discapacidad intelectual y del desarrollo y sobre sus familias, porque emocionalmente nuestros hijos están afectados y las familias también han sufrido las consecuencias del confinamiento”. De ahí que apunte la idea de que, “lo primero que hay que hacer es desarrollar un programa en el cual se sepa cuál es la situación de la vuelta al colegio y promueva los apoyos y programas de refuerzo específicos”.
Carmen Murillo, responsable del programa educativo en Feder, también llama la atención sobre los chavales con enfermedades poco frecuentes, y asegura que “es un colectivo muy vulnerable por las patologías sanitarias que presentan» y en algunos casos, con la interrupción de terapias en centros educativos han sufrido un retroceso importante. “Hemos tenido muchas dificultades en la educación a distancia y ahora siempre decimos que tiene que ser una educación en la distancia, acompañada, no a distancia. y que los apoyos presenciales deben permanecer en esa distancia”.
Antonia Espejo, patrona de la Fundación CNSE y vicepresidenta de Abipans, advierte de que ya antes de la pandemia les preocupaba la falta de recursos que tenían año tras año y que ahora, con la vuelta al cole, se habla de reducir ratios, con lo cual la dotación de recursos debería ser mayor, sin embargo, apunta: “Suponemos que no va a ser así”. Explica que “la educación presencial para nosotros es importantísima y sobre todo que los recursos necesarios estén desde el primer día y, si de nuevo hay educación ‘on line’, va a ser un retraso total, tenemos montones de familias que no tienen recursos para acceder y aunque hemos repartido ordenadores, aplicaciones, etc., hay una gran mayoría de familias que no tienen la capacidad de ayudar a sus hijos; nos ha perjudicado mucho la retirada de intérpretes de lengua de signos y de los especialistas sordos”.
Isabel Martínez, directora de Programas con Universidades y Promoción del Talento Joven de Fundación ONCE, entiende que para los alumnos con discapacidad la ‘no presencialidad’ es negativa, porque no cuentan con tecnologías accesibles que permitan seguir al mismo ritmo el proceso de aprendizaje, pero también por otra cosa muy importante, señala: “La escuela también es un espacio de socialización y desde Fundación ONCE estamos trabajando para que ante una posible enseñanza compartida on line/presencial podamos resolver los obstáculos que hemos visto estos meses, uno de ellos tiene que ver con la accesibilidad y con las plataformas de evaluación, por ejemplo, porque ha habido alumnos que no han podido evaluarse, sobre todo chicos con discapacidad sensorial, y exigir que no desaparezcan los recursos de apoyo”. Y resume algunas cuestiones ya tratadas en una idea fundamental, por un lado es necesario que las entidades ofrezcan su apoyo a estos alumnos y alumnas, pero por otro, también deben insistir en la exigencia y la reivindicación ante las autoridades competentes.
ENSEÑANZA MIXTA
Imagen del conversatorio sobre la vuelta del alumnado con discapacidad a la escuela Mateo Sansegundo insiste en la importancia de la brecha digital en las personas con discapacidad, que muchas veces va acompañada de una brecha económica, es más, suelen ir juntas. Este problema ha hecho que muchos alumnos no hayan podido acceder correctamente a la oferta educativa de los colegios y, de cara a septiembre, “el miedo está ahí, creo que vamos a ir a una enseñanza compartida on line/presencial y tenemos que contemplar los dos campos”.
Según Santiago López, las opciones serían las siguientes: “Si nos dejan volver al colegio tenemos que vigilar la higiene sanitaria y que todas las medidas necesarias estén en lectura fácil y si no volvemos al colegio, hace falta un plan de alfabetización digital, porque aunque hemos tenido un desarrollo de habilidades sorprendente gracias a la situación de confinamiento creada por la pandemia, sigue habiendo una brecha importante”.
Jesús García Lorente advierte con preocupación de que dejarán volver a la escuela en unos sitios y en otros no, “probablemente según las diferentes decisiones en cada comunidad autónoma, y habrá idas y vueltas a lo largo del curso, y eso es tremendo y nos obliga a trabajarlo con cada una de las entidades territoriales”. Y confía en que no se repita la situación ya vivida con el confinamiento, con “la falta de información que hemos tenido, ahora ya no hay excusa para no estar preparados, pero estamos a 15 de julio y tenemos muy poca información”.
Tal y como apuntan la mayoría de los participantes en este conversatorio, la tendencia de la administración pública de ceder autonomía a los centros a la hora de gestionar la formación, es muy probable que genere grandes desigualdades.
En cualquier caso, tal y como apunta Sansegundo, “sería interesante que los centros hicieran un Plan de acción tutorial emocional para todos los alumnos, pero específicamente para los alumnos con discapacidad y que se creara además una red de apoyo a los alumnos con discapacidad, apoyos de profesores, compañeros, familias… y clarificar de una manera precisa una especie de carta o servicios de aprendizaje diversos para que el acceso de los alumnos con discapacidad pueda ser por diferentes caminos o propuestas”. Asegura, también de cara a la actualidad y la reforma de la ley educativa, que los centros escolares tienen ahora la oportunidad de cambiar, transformarse, crecer y eso siempre va a llevar a una mejora de todos los alumnos.
REFORMA EDUCATIVA
Y es que también se ha hablado de la nueva ley que está ahora en pleno proceso de trabajo. Y según Santiago López, “parte del problema se soluciona si realmente pusiéramos en marcha la educación inclusiva de manera real y efectiva”.
Sin embargo, Carmen Jáudenes apunta una cuestión muy importante: “Me parece que la nueva ley va a nacer vieja, o antigua, porque hay una falta de previsión en cuanto a entornos educativos virtuales inclusivos y accesibles, y eso lo estoy viendo en toda la documentación que está saliendo, se toca muy marginalmente las cuestiones relacionadas con el alumnado con necesidades educativas especiales y vuelvo a ver que existe una alta falta de previsión en las medidas necesarias, y es que tenemos un problema gravísimo en todo el tema de comunicación y acceso a la información de las medidas de prevención del covid-19 en el caso de las personas con discapacidad auditiva, y desde luego también en el acceso a los contenidos educativos; una ley nueva que puede traer avances, al menos en teoría, pero después de lo que hemos vivido, va a estar desfasada”.
Jesús añade que “nuestra guía es el marco de la Convención, todo el ordenamiento jurídico y cumplir los ODS, que hablan de educación inclusiva y de calidad, y al final, tristemente, todo se reduce a los recursos y estamos en un país por debajo de la media en la inversión educativa de la OCDE, a ver si de una vez invertimos en educación, que es uno de los pilares fundamentales de una sociedad”.
Y recuerda de nuevo una cuestión que preocupa sobremanera a las familias del TEA: “Esa apuesta por la educación ordinaria nos vale de muy poco si después tenemos aumento de acoso escolar, o aumento de fracaso y abandono escolar, y ya es cuestión de innovación educativa y de dar a cada alumno lo que merece”. Explica que, por todo eso, apenas hay personas con TEA en la educación universitaria, y es que no llegan por ese fracaso y abandono escolar, y la necesidad de un sistema de mayor calidad e inclusivo.
Carmen Murillo afirma que “podemos aprovechar esa situación como una oportunidad de crear nuevas metodologías y ver otra forma de educar y aplicar todo lo que hemos aprendido en esta nueva ley educativa; toda la innovación que estamos trabajando en la educación ‘on line’, esta situación del covid-19 es una oportunidad y nos ha servido para poner encima de la mesa cómo lo tenemos que hacer”.
Isabel Martínez, por su parte, advierte de que la situación provocada por el covid-19 está implicando un cambio en los modelos educativos “y ojo con esa emoción de las administraciones y el profesorado con los modelos híbridos, por ejemplo en el modelo universitario llevamos muchos años luchando para que nuestro alumnado vaya a la universidad y no tenga que estudiar siempre en la Uned, porque el proceso de aprendizaje es algo más rico que estudiar unos contenidos a través de una tecnología; y por otro lado, las comunidades autónomas ahora ven la oportunidad de reducir costes con la educación virtual porque dicen que necesitan menos profesionales”.
Y explica que “la ley es una oportunidad de dar un salto a una educación inclusiva y a incorporar elementos de innovación educativa, que es lo que realmente beneficia a nuestro alumnado; nosotros hemos presentado bastantes enmiendas de todas las entidades de la discapacidad que espero que se tengan en cuenta, que van a reforzar la garantía de inclusión de la ley, que son muy escasas en el proyecto enviado a las Cortes”.
Finalmente, Santiago López hace “una llamada a la unidad de la discapacidad en torno a lo que estamos trabajando en el CERMI, que la ley tenga el sustento necesario para cumplir la normativa que nos viene invocada desde Naciones Unidas.»