Y es que, si bien por sí misma la hipertensión arterial no presenta ningún síntoma, puede conducir al desarrollo de numerosas enfermedades, entre otras la insuficiencia renal, los trastornos del sueño y el deterioro cognitivo prematuro.
Todo ello sin olvidar las enfermedades cardio y cerebrovasculares. Según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la hipertensión arterial es un factor de riesgo directamente relacionado con el 51% de las muertes por accidentes cerebrovasculares –ictus– y con el 45% de los fallecimientos por causas cardiovasculares.
En total, y según los datos de un estudio de la ISH, en 2001 fallecieron en todo el mundo 7,6 millones de personas por causas vinculadas a la hipertensión, lo que equivale a más de mil muertes al día.
Estilo de vida saludable
El principal problema asociado con la hipertensión arterial es su notable infradiagnóstico. Los especialistas estiman que en torno a la mitad de los pacientes no han sido diagnosticados. Además, cerca del 50% de aquellos que reciben tratamiento no consigue controlar sus cifras de presión.
En este contexto, la dieta adecuada, baja en sal, así como la pérdida del exceso de peso y la realización frecuente de ejercicio físico resultan fundamentales para el correcto control de las cifras tensionales.
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