Si bien la radioterapia es un tratamiento esencial para la mayoría de los pacientes oncológicos, existen notables diferencias a la hora de acceder a ella en función del lugar de residencia. Unas inequidades que se explican, entre otras razones, por el número de unidades de radioterapia existentes en nuestro país, la distancia entre los centros hospitalarios y los domicilios de los pacientes, los tiempos de espera, los costes asociados y las ayudas públicas. Así lo muestra el informe ‘Acceso al tratamiento de Radioterapia en España’ elaborado por la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), miembro de Somos Pacientes, y la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR).
Como denuncia Ramón Reyes, presidente de la AECC, “el cáncer no hace distinciones entre los pacientes y no podemos tolerar que las haya en las posibilidades de recibir tratamiento. La radioterapia es un ejemplo claro de cómo influye el lugar de residencia en una mayor o menor facilidad en el acceso a este tratamiento vital, algo que se puede solucionar con voluntad política”.
A más de cien kilómetros
La radioterapia es un tratamiento vital en cáncer que reciben alrededor del 60% de los pacientes y que contribuye en el 40% de las curaciones. Además, entre un 20% y un 25% de los pacientes van a necesitar más de un tratamiento radioterápico a lo largo de su enfermedad. Sin embargo, y a pesar de suponer un tratamiento vital, no todos los pacientes tienen las mismas facilidades para acceder a la radioterapia. De hecho, no todas las provincias cuentan con unidades de radioterapia –como sucede en algunas provincias de Aragón y Castilla y León– y, de tenerlas, pueden encontrarse a más de 100 kilómetros del domicilio del paciente –lo que ocurre en Baleares, Canarias y algunas provincias andaluzas.
El coste por desplazamiento a la unidad de radioterapia es uno de los más frecuentes que deben afrontar los pacientes, siendo lo más habitual el uso de un vehículo privado. Y al mismo se suman los derivados del alojamiento, comidas, medicamentos para paliar los efectos secundarios, los derivados de la pérdida de ingresos y los resultantes de la contratación de una persona para cuidados formales o especializados. Unos costes que, asumidos por los propios pacientes, alcanzan una media de 1.100 euros, si bien varían de forma muy significativa en función de la residencia y, en casos extremos, pueden superar los 2.400 euros por tratamiento.
Es más; como alerta Ramón Reyes, “no hay que olvidar que, con la crisis del coronavirus, habrá más personas con dificultades económicas que tengan que hacer frente a los gastos de recibir este tratamiento”.
Por ello, y con objeto de paliar estas inequidades, la AECC y la SEOR reclaman, entre otras medidas, que todas las ayudas públicas existentes sean las mismas en todas las partes de España, equiparando las más bajas a las más altas; la inclusión en la prestación farmacéutica del Sistema Nacional de Salud (SNS) los medicamentos o productos sanitarios indicados para paliar secuelas del cáncer y/o los tratamientos oncológicos; y que se tenga en cuenta la situación económica y social del paciente, y no solo la situación clínica o dificultad de movilidad, a la hora de conceder el transporte sanitario no urgente para recibir tratamiento.
La AECC pone a disposición de las pacientes con cáncer un total de 37 pisos y residencias, así como ayudas económicas para soportar los costes asociados al tratamiento.
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