Las enfermedades oncológicas constituyen, tras las cardiovasculares, la segunda causa de mortalidad en nuestro país. De hecho, y como muestran los datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), fueron responsables solo en 2020 del fallecimiento de 112.741 españoles. Sin embargo, y a pesar de esta gran letalidad, aún existe una demora media de 19 meses en el acceso a los nuevos medicamentos frente a los distintos tipos de cáncer. La razón se explica, como han alertado los expertos participantes en el debate ‘El cáncer no espera, tú tampoco deberías’, organizado por la Agencia EFE, por los trámites para aprobar su financiación.
A pesar de la pandemia, las compañías farmacéuticas y los investigadores han seguido desarrollando ensayos clínicos para conseguir tratamientos más eficaces y seguros, en este caso frente al cáncer. Sin embargo, el acceso a la innovación por los pacientes resulta ahora más difícil que hace dos años por culpa de unas barreras que no pueden únicamente explicarse por la irrupción de la COVID-19.
El doctor Ramón García Sanz, presidente de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH), considera que “no es de recibo que haya una media de retraso de 19 meses. Si un fármaco se considera bueno para tratar a un paciente, lo es desde el principio, desde el primer mes, y si se tarda 19 meses en aprobarlo significa que hay pacientes con cáncer que en todo ese tiempo no han podido beneficiarse del mismo. Además existen casos en los que la demora es de tres años, cuando en otros países, como Alemania, este trámite se resuelve en dos o tres meses”.
Es más; no solo el número de medicamentos oncológicos innovadores que finalmente reciben aprobación es muy bajo, sino que en todos los casos son autorizados con restricciones en su utilización. O lo que es lo mismo, con limitaciones en su empleo por parte de los médicos para los pacientes para los que han sido autorizados y, por ende, se encuentran indicados.
Acceso y equidad
A todo ello se suma, apunta Begoña Barragán, presidenta del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC), miembro de Somos Pacientes, “que no solo tenemos problemas de acceso. También de equidad, porque no todo lo que se aprueba está disponible en todos los hospitales, muchas veces por criterios meramente economicistas. Una cosa es el acceso a los medicamentos y otra que estén disponibles para todos los que los necesitan. El resultado es que no siempre los profesionales pueden prescribir determinados fármacos, viéndonos muchas veces abocados a mover pacientes de un sitio a otro, de empadronarlos en otros lugares. En definitiva, a inventarnos soluciones”.
En definitiva, los expertos consideran que las administraciones deben considerar como una prioridad el acceso a las innovaciones, algunas de las cuales, cuando menos potencialmente, pueden cambiar el curso de una enfermedad grave. Y llegado el caso, refiere el presidente de la SEHH, “copiar lo que se está haciendo en otros países. Es cierto que los alemanes tienen una capacidad económica superior a la nuestra, pero también cuentan con un sistema en el que el medicamento es revisado después de haberse aprobado: se aprueba de forma inicial y, transcurrido un tiempo prudencial, caso de un año, se revisa su eficacia”.
Como concluye la doctora Enriqueta Felip, presidenta de la SEOM, “tenemos tiempos muy largos hasta las aprobaciones y debemos trabajar todos juntos para garantizar que los pacientes tengan acceso a la innovación y a los medicamentos que realmente aportan. Probablemente necesitaríamos más información sobre todo el proceso de aprobación. Y es que una información más precisa, una mayor transparencia, nos permitiría agilizar todo el proceso. Asimismo debe llevarse a cabo una evaluación clínica rigurosa por un grupo multidisciplinar en el que participen los pacientes; y una evaluación económica a través de unos informes a los que pudiéramos tener acceso los especialistas”.
Este dabate se enmarca en la campaña ‘Una Nueva Normalidad, el Mismo Cáncer’, puesta en marcha por el GEPAC, la SEHH, la SEOM y AstraZeneca para, bajo el lema ‘El cáncer no espera, tú tampoco deberías’, concienciar a la población, y muy especialmente a los pacientes, sobre la importancia del diagnóstico precoz y de acudir a las revisiones médicas.
No en vano, y como muestra un informe elaborado por distintas sociedades médicas, el número de nuevos pacientes en las consultas se redujo durante el confinamiento –marzo-junio de 2020– en un 21% con respecto al mismo periodo del año anterior. Además, el número de pacientes atendidos en hospitales de día descendió de media en un 14% y el de aquellos en quimioterapia en un 9,5%.
Un aspecto a tener muy en cuenta dado que, apunta Begoña Barragán, “si bien la pandemia ha afectado a todos los tipos de cáncer por igual, no es lo mismo que el retraso se produjera en un tipo de tumor en el que la supervivencia a día de hoy es elevada y en el que existen distintas opciones de tratamiento –caso de la mama o próstata–, frente a aquellos otros tipos en los que la supervivencia media es menor y, por tanto, el tiempo corre en contra más rápido, o en aquellos que cuando se diagnostican, por regla general, su estadio ya es muy avanzado, como es el caso del pulmón o páncreas”.
Así, transcurridos cerca de dos años desde la irrupción de la pandemia, los impulsores de la iniciativa reclaman a las administraciones recuperar cuanto antes la normalidad también en el tratamiento del cáncer, que no puede desaparecer de la agenda pública ni de las prioridades sanitarias.
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