El Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas han publicado un informe en el que alertan de los riesgos del consumo y exposición a los cigarrillos electrónicos tanto a corto –especialmente la enfermedad denominada ‘lesiones pulmonares asociadas al vapeo’ (EVALI)– como a largo plazo –dado principalmente por las sustancias carcinógenas contenidas en el aerosol de estos productos.

Además, como destaca Sanidad en el informe, “no existe una evidencia sólida de que los cigarrillos electrónicos tengan utilidad como herramientas para abandonar el tabaquismo. Por el contrario aparecen cada día más evidencias de la toxicidad a corto y largo plazo de estos dispositivos, lo cual disminuye su interés como herramienta sustitutiva al tabaco tradicional, pudiendo potencialmente contribuir al mantenimiento o iniciación de la adicción a la nicotina”.

Consumo adolescente

El informe, aprobado por la Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS), es una actualización del documento publicado en 2014. Así, el nuevo informe recoge los resultados de los estudios independientes desarrollados en los últimos años para evaluar los efectos de los cigarrillos electrónicos sobre la salud, los patrones de consumo de estos productos tanto entre los jóvenes como en la población adulta, y su eficacia para ayudar a dejar de fumar.

El nuevo documento también ha tenido en cuenta el último informe elaborado por el Comité Científico de la Comisión Europea sobre Salud, Medio Ambiente y Riesgos Emergentes (SCHEER); y el posicionamiento y publicaciones de las sociedades científicas nacionales e internacionales, del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de distintas autoridades e instituciones sanitarias.

Según las últimas encuestas realizadas, más de la mitad de los estudiantes de secundaria ha probado en alguna ocasión los cigarrillos electrónicos. Un patrón de consumo en adolescentes que ha crecido en los últimos años por la baja percepción de riesgo que se tiene de estos productos que, lejos de resultar inocuos, constituyen la puerta de entrada a la adicción a la nicotina y al tabaquismo.

Como concluye Sanidad, “debemos seguir avanzando en la regulación de este tipo de productos para limitar el acceso de los jóvenes, evitando el efecto pernicioso de su publicidad y promoción”.

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