Bajo el lema ‘El tabaco, una amenaza para el desarrollo’, este miércoles, 31 de mayo, se celebra el Día Mundial Sin Tabaco, una efeméride impulsada desde el año 1987 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) con el objetivo de informar y concienciar a la población sobre los riesgos para la salud que supone el tabaco y promover políticas eficaces para reducir su consumo.

En la presente edición, el Día Mundial se centrará en la necesidad de intensificar la lucha antitabáquica como vía imprescindible para fomentar la salud y el desarrollo. Y es que como denuncia la OMS, “la industria del tabaco compromete el desarrollo sostenible de todos los países, incluidos la salud y el bienestar económico de sus ciudadanos”.

Amenaza para el desarrollo

La epidemia mundial de tabaco causa cada año la muerte a cerca de 6 millones de personas, de las que más de 600.000 no son fumadoras y fallecen por culpa de la inhalación del humo del tabaco –el consabido ‘tabaquismo pasivo’–. Y como advierte la OMS, “si no actuamos, a partir de 2030 la epidemia matará cada año a más de 8 millones de personas. El tabaco causa sufrimiento, enfermedades y fallecimientos, empobrece a las familias y debilita las economías nacionales”.

Asimismo, el tabaco también obliga a aumentar el gasto sanitario y produce una reducción de la productividad, generando costos sustanciales para la economía de los países. Y a ello se aúna, como recuera la Organización, “que el consumo de tabaco agrava las desigualdades sanitarias y la pobreza, ya que las personas más pobres dedican menos recursos a necesidades básicas como la alimentación, la educación y la atención sanitaria”.

El resultado es que en torno a un 80% de las muertes prematuras causadas por el consumo de tabaco se registran en países de ingresos bajos y medianos, que tienen más dificultades para alcanzar los objetivos de desarrollo.

Es más; “en el cultivo del tabaco se utilizan grandes cantidades de plaguicidas y fertilizantes que pueden ser tóxicos y contaminar fuentes de suministro de agua. Cada año, estos cultivos utilizan 4,3 millones de hectáreas de tierra y causan entre un 2% y un 4% de deforestación del planeta. Además, la fabricación de productos de tabaco genera 2 millones de toneladas de residuos sólidos”, incide la OMS.

Intensificar la lucha

Por todo ello, la OMS solicita a todos los gobiernos del mundo que intensifiquen la lucha contra el tabaco, dado que tal y como recoge la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible es una de las formas más eficaces para reducir en un tercio la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles en todo el mundo, incluidas las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), y potencien la aplicación del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco.

Como concluye la Organización, “todos los países pueden beneficiarse de la lucha eficaz contra esta epidemia, principalmente protegiendo a sus ciudadanos contra los efectos dañinos del consumo de tabaco y reduciendo su impacto económico en las economías nacionales. El objetivo de la Agenda para el Desarrollo Sostenible y sus 17 metas mundiales es garantizar que ‘nadie quede desatendido’”.