A principios de la década de 1990, Europa era la región líder en el mundo en inversión en I+D de nuevos medicamentos. Hasta el 43% de los nuevos fármacos que llegaban a los pacientes habían sido investigados y desarrollados en el continente, frente al 21% de Estados Unidos. Pero a partir de 1997 esta tendencia se invirtió, y hoy en EE.UU. se desarrollan el 47% de los nuevos medicamentos, frente al 23% de Europa. Para debatir cómo recuperar el terreno perdido se ha celebrado en Madrid la jornada ‘Estrategia Farmacéutica Europea: desafíos y oportunidades‘, organizado por la Federación Europea de Asociaciones de la Industria Farmacéutica (Efpia) y la Asociación Nacional Empresarial de la Industria Farmacéutica en España (Farmaindustria).
Precisamente la Estrategia Farmacéutica Europea, que debate actualmente la Comisión Europea, puede ser una oportunidad para recuperar este liderazgo, ya que marcará las líneas generales de la política farmacéutica de la Unión para los próximos años. «Consideramos que la futura Estrategia –ha recalcado Juan López Belmonte, presidente de Farmaindustria– es la mejor oportunidad que hemos tenido en los últimos 30 años para recuperar la competitividad perdida». Pero para que esto sea así el sector considera que ésta debería conciliar tres objetivos básicos: el mejor acceso de todos los pacientes a todos los tratamientos disponibles; la sostenibilidad de las cuentas públicas y el desarrollo de la actividad innovadora e industrial de las compañías farmacéuticas; esto es, conciliar acceso, sostenibilidad e innovación en un marco equilibrado.
Para Pedro Carrascal, director de Esclerosis Múltiple España y presidente de la Plataforma Europea de Esclerosis Múltiple, «esta Estrategia es importante para Europa, es importante para los sistemas sanitarios y, por supuesto, es muy importante para los pacientes. Por lo tanto tenemos muchas esperanzas puestas en su desarrollo y para ello es vital que haya un diálogo franco, transparente, basado en la confianza, en el que participen todos los agentes implicados, gobiernos, industria, investigadores… y, por supuesto, los pacientes. Espero que el paciente forme parte de la Estrategia, que participe en la toma de decisiones, junto con las demás partes interesadas, y que este diálogo nos dé la oportunidad para avanzar y generar esa competitividad como continente que permita que la salud de los pacientes europeos también mejore».
En esta misma línea, la industria farmacéutica europea considera que las necesidades de los pacientes deben ser el punto de partida de esta futura Estrategia, porque –como ha recordado en el foro el vicepresidente de Efpia, Olivier Laureau– la innovación de nada sirve si no llega a los pacientes. Laureau también ha destacado que la Federación aboga «por avanzar hacia un nuevo ecosistema colaborativo y flexible que refleje las lecciones aprendidas de la pandemia. Para ello es necesario contar con un marco regulatorio competitivo que se adapte a los avances científicos y tecnológicos. Sólo un ecosistema de innovación de primer nivel que preserve los incentivos y la propiedad industrial puede atraer mayor inversión a Europa y hacer de ella una región líder en I+D».
En Europa, las compañías farmacéuticas dan empleo directo a más de 830.000 personas, de las que 125.000 se dedican a actividades de investigación y desarrollo, en las que invierten anualmente alrededor de 39.000 millones de euros.