Las enfermedades no transmisibles (ENT), entre otras las enfermedades cardiovasculares y respiratorias, los ictus, el cáncer y la diabetes, causan cada año 38 millones de fallecimientos prematuros –esto es, antes de alcanzar la edad de 70 años– en todo el mundo. Así lo muestra el ‘Informe mundial sobre la situación de las enfermedades no transmisibles 2014’ de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el que se aúnan los datos correspondientes a 2012 y se alerta que hasta un 42% de los decesos –esto es, 16 millones de muertes, frente a los 14,6 millones en 2000– podría haberse prevenido.

En palabras de la doctora Margaret Chan, directora general de la OMS, “la comunidad mundial tiene la oportunidad de cambiar el curso de la epidemia de ENT. Con una inversión de apenas 0,86-2,6 euros por persona y año, los países pueden reducir extraordinariamente las tasas de morbilidad y mortalidad por ENT. En 2015, cada país debe fijar objetivos nacionales y aplicar medidas eficaces en relación con los costos. Si no lo hacen, tarde o temprano se seguirán perdiendo millones de vidas”.

Una situación que resulta especialmente preocupante en los países en desarrollo, en los que el número de decesos por ENT supera al causado por las enfermedades infecciosas. Como denuncia la OMS, “casi las tres cuartas partes de todas las defunciones por ENT (28 millones) y el 82% de los 16 millones de defunciones prematuras tienen lugar en países de ingresos bajos y medianos”.

Reducir la mortalidad por ENT

Concretamente, el número de defunciones por ENT se puede reducir significativamente mediante políticas gubernamentales orientadas a restringir el tabaquismo, el consumo nocivo de alcohol, la mala alimentación y la inactividad física. Y asimismo, garantizando una cobertura sanitaria universal, dado que, “por ejemplo, la tasa de mortalidad por ENT está disminuyendo un 1,8% por año en Brasil, debido en parte a la ampliación de la atención primaria de salud”, destaca la OMS.

Y para ello, el informe recoge distintas ‘inversiones óptimas’ o costoeficaces para reducir esta mortalidad, cado de la prohibición de todas las formas de publicidad del tabaco, la sustitución de las grasas trans por grasas poliinsaturadas, la limitación o prohibición de la publicidad del alcohol, la prevención de los infartos de miocardio y los ictus, la promoción de la lactancia materna y la prevención del cáncer cervicouterino mediante la realización de pruebas de detección.

De hecho, el ‘Plan de acción mundial para la prevención y el control de las enfermedades no transmisibles 2013-2020’, iniciativa de la OMS para reducir en un 25% el número de defunciones prematuras por las ENT para 2025, concreta nueve metas mundiales voluntarias que abordan los factores de riesgo de ENT, en particular el consumo de tabaco, la ingesta de sal, la inactividad física, la hipertensión y el consumo nocivo de alcohol.

Como incide el doctor Oleg Chestnov, subdirector general de la OMS para ENT y Salud Mental, “disponemos de los conocimientos y recursos necesarios para alcanzar las nueve metas relativas a la ENT en 2025. Sería inaceptable que no se alcanzaran esas metas. Si perdemos esta oportunidad para establecer metas nacionales en 2015 y trabajar con el fin de cumplir nuestras promesas en 2025, habremos fracasado en la lucha contra uno de los principales problemas para el desarrollo en el siglo XXI”.

– ¿Quieres consultar (en inglés) el ‘Informe mundial sobre la situación de las enfermedades no transmisibles 2014’ de la OMS?