El coste de los servicios e intervenciones de apoyo, tanto familiares como comunitarios, que requiere una persona con espectro autista (TEA) a lo largo de toda su vida asciende a más de un millón de euros –1,4 millones de dólares estadounidenses–. Un coste que, en el caso de las personas con TEA y discapacidad intelectual, se eleva hasta los 1,76 millones de euros –2,4 millones de dólares–. Así sucede, cuando menos en Estados Unidos y Reino Unido, tal y como muestra un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Pensilvania en Filadelfia (Estados Unidos) y de la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres (Reino Unido) publicado en la revista JAMA Pediatrics.

Concretamente, como refiere el doctor David Mandell, director de la investigación, “en el estudio hemos evaluado el impacto económico asociado a los TEA. Y no solo el coste de la atención, sino también el asociado a la pérdida de productividad individual de los afectados y de sus progenitores”.

Impacto económico enorme

Para llevar a cabo el estudio, los investigadores llevaron a cabo una revisión de los estudios británicos y estadounidenses realizados con personas con TEA y sus familias y publicados antes de octubre de 2013.

Los resultados mostraron que, una vez aunados los costes médicos, no médicos e indirectos, el gasto de la atención superaba el millón de euros en el caso de las personas con TEA y los 1,75 millones de euros en aquellos con discapacidad intelectual.

Concretamente, como explica el doctor Mandell, “los mayores costes en el caso de los niños fueron los relacionados con los servicios de educación especial y la pérdida de productividad de los padres. Posteriormente, ya en la edad adulta, la atención domiciliaria y la pérdida de productividad individual constituyeron los mayores costes. Asimismo, los costes médicos fueron muy superiores en el caso de los adultos que en el de los menores”.

Por todo ello, como concluyen los autores, “el sustancial impacto económico de los TEA enfatiza la necesidad de continuar buscando intervenciones efectivas que optimicen los escasos recursos sociales. Además, el enorme impacto sobre las familias exige una atención por parte de los decisores políticos”.

– ¿Quieres leer (en inglés) el estudio publicado en la revista ‘JAMA Pediatrics’?

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