El número de infecciones por VIH podría elevarse en España hasta alcanzar los niveles de los primeras dos décadas de la epidemia. La razón, según explica la Coordinadora Estatal de VIH-SIDA (CESIDA), la falta de percepción de riesgo sobre la infección por VIH y la carencia de recursos económicos por los jóvenes, lo que se ha traducido en un menor uso del preservativo en sus relaciones sexuales.
En el 45% de los casos, el diagnóstico se hace de manera tardía. Una situación, denuncia CESIDA, “que pone de manifiesto, por un lado, la importancia de identificar las barreras que impiden el acceso a las pruebas diagnósticas y normalizar su uso. Y por otro, la necesidad de sensibilizar a la población, especialmente a los colectivos más afectados, como los hombres que tienen sexo con otros hombres, de los beneficios que tiene el diagnóstico precoz y el acceso a los tratamientos”.
“Invisibilizar la epidemia”
El desconocimiento y el rechazo son los principales obstáculos a los que se enfrente una persona que quiera someterse al test de VIH. Todo ello a pesar de que, en España, la prueba es gratuita y confidencial. El resultado es que, en nuestro país, en torno a un 30% de las nuevas infecciones no son diagnosticadas.
La situación, en palabras de Juan Ramón Barrios, miembro de la Comisión Ejecutiva de CESIDA, deriva “de la tendencia a invisibilizar la epidemia, lo que supone una gran barrera a la hora de prevenir nuevas infecciones y constituye un grave problema de salud pública”.
Por todo ello, apunta Barrios, “es fundamental seguir sensibilizando a la población sobre el VIH/sida. Y asimismo, hemos de continuar trabajando en la detección precoz del VIH. Está demostrado que una persona diagnosticada que toma tratamiento y tiene controlado el virus, tiene muy pocas probabilidades de infectar a otras personas”.
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