Bajo el lema ‘Aumentar el conocimiento para mejorar el cuidado renal’, hoy jueves, 10 de marzo, se celebra el Día Mundial del Riñón, una efeméride impulsada desde 2006 por la Sociedad Internacional de Nefrología (ISN) y la Federación Internacional de Fundaciones Renales-Alianza Renal Mundial (IFKF-WKA) para informar a la sociedad sobre la importancia de salvaguardar la salud renal y reducir el impacto de estas enfermedades y de sus complicaciones en todo el mundo.
Una efeméride que, tal y como ya sucediera el pasado año y como recuerda la Federación Nacional de Asociaciones para la Lucha Contra las Enfermedades del Riñón (Federación Nacional ALCER), “se celebra en un contexto de doble preocupación: por un lado, ante el crecimiento progresivo de la enfermedad renal crónica (ERC), que continúa aumentando sin que se revierta la tendencia; y por otro, ante el impacto negativo que la pandemia ha tenido no solo en los pacientes renales, uno de los colectivos más vulnerables ante la COVID-19, sino también en el inicio de los tratamientos para sustituir la función de los riñones”.
Morbimortalidad creciente
A día de hoy conviven en el mundo cerca de 850 millones de pacientes con ERC, patología que, responsable cada año de la muerte de 2,4 millones de personas, es una de las 10 enfermedades más letales de acuerdo con los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, uno de cada 10 adultos padece esta enfermedad, que, si bien puede aparecer en cualquier etapa de la vida, entre los 65 y los 74 años presentan uno de cada cinco varones y una de cada cuatro mujeres, así como el 50% de la población mayor de 75 años.
El abordaje actual de la enfermedad renal se basa en prolongar la longevidad del riñón mediante la preservación de su función o la sustitución del órgano. Como recuerda la IFKF-WKA, “la detección precoz posibilita el cuidado y abordaje de esta patología para ayudar a prevenir su morbilidad y mortalidad asociadas, así como para ahorrar costes y mejorar la sostenibilidad. Sin embargo, la mortalidad de la ERC sigue creciendo cada año y se estima que para el año 2040 constituya la quinta causa de muerte. Y es que existe una brecha persistente en el conocimiento de la ERC en todos los niveles de la atención sanitaria”.
Por ello, la ISN y la IKFK-WKA hacen un llamamiento a la población para que, además de informarse sobre la ERC, conozcan cuál es el estado de su salud renal. Por ejemplo, cuál es su presión arterial y cuáles son los objetivos terapéuticos. Y para mejorar este conocimiento se requiere la implicación de toda la comunidad renal global: médicos, científicos, enfermeras, pacientes, administraciones y asociaciones de pacientes.
Así, concluye el Comité Directivo Conjunto de este Día Mundial, “todos debemos ser conscientes de las formas en que una mayor atención al riñón en el establecimiento de políticas gubernamentales puede generar importantes beneficios tanto para los pacientes como para los presupuestos sanitarios”.
A este respecto, la ISN y la IKFK-WKA han elaborado un modelo de carta para que las personas interesadas la remitan a sus ministros de Sanidad y políticos para sensibilizarlos sobre la importancia de ‘aumentar el conocimiento para mejorar el cuidado renal’ y sugerirles distintas medidas para lograrlo. Para descargarla clica aquí.
Epidemia silenciosa
La prevalencia de la ERC ha crecido en nuestro país hasta un 30% en la última década. En consecuencia, la tasa de personas que requieren tratamiento renal sustitutivo (TRS), esto es, diálisis o trasplante, se establece en 1.363 por millón de habitantes. De hecho, la cifra de pacientes en tratamiento de reemplazo de su función renal suma cada año entre 6.550 y 7.000 nuevos casos y alcanza ya los 64.666.
La razón para este crecimiento de la ERC se explica por el aumento de factores de riesgo como la diabetes y la enfermedad cardiovascular –responsables de hasta un 50% de todos los casos–, la obesidad, la hipertensión arterial o el tabaquismo, muchos de los cuales podrían prevenirse con la adopción de unos hábitos de vida saludables que permitirían frenar su avance.
A ello se suma que la ERC presenta unos síntomas poco reconocibles en sus estadios iniciales, así como que la tasa de infradiagnóstico de la enfermedad supera el 40%. Como explica la doctora Patricia de Sequera, presidenta de la Sociedad Española de Nefrología (SEN), “a pesar de afectar a una parte cada vez más importante de la población y tener un gran impacto en la expectativa de supervivencia y calidad de vida de los pacientes, la ERC continúa siendo poco conocida para la mayoría de la sociedad. Es un grave problema de salud pública que sigue creciendo y que se conoce como la epidemia silenciosa porque su diagnóstico suele ser tardío, cuando la enfermedad ya se encuentra en fases avanzadas”.
El resultado es que la tasa de mortalidad de la ERC ha crecido en España más de un 30% en los últimos 10 años. Una patología que solo en 2020 fue responsable del deceso de más de 5.800 pacientes en TRS, en parte por la irrupción de la pandemia. Y es que, como recuerda la Federación ALCER, “la vulnerabilidad de estos pacientes se ha demostrado muy alta debido a la imposibilidad del distanciamiento y confinamiento social en las primeras olas, y luego con la confirmación de que generan una menor respuesta inmunitaria a la vacunación, en especial en el caso de los trasplantados renales”.
Priorizar la salud renal
Pero no todo son malas noticias. Como destaca la doctora De Sequera, “en España somos excelentes en el tratamiento en las fases avanzadas de la ERC, como lo demuestra nuestro liderazgo mundial en trasplante renal o los elevados índices de supervivencia de nuestros pacientes. Pero es necesario un mayor esfuerzo en las etapas previas, es decir, en prevención y diagnóstico precoz. Y para ello es necesario un Plan de Salud Renal que recoja todos los esfuerzos y recursos que se pueden destinar para avanzar en las medidas preventivas y de detección precoz, con la colaboración de la atención primaria y aunando otras estrategias que también son básicas para mejorar el tratamiento y la calidad de vida de las personas con ERC: por un lado, el fomento de diálisis domiciliaria, con importantes beneficios para los pacientes y para el sistema sanitario; y por otro, un mayor impulso a la donación de vivo, para así reducir las listas de espera”.
En la misma línea, concluye Daniel Gallego, presidente de la Federación Nacional ALCER, “la prevención y fomentar la salud renal debe ser una de las prioridades de las políticas de salud. Tenemos que evitar que las personas desarrollen enfermedad renal y lleguen a TRS, pues tiene un gran impacto en la vida social, laboral, emocional y familiar. Por todo ello es clave la educación para la salud renal en colegios, universidades y en todo el sistema de salud, mejorando así la calidad asistencial y aumentando el conocimiento en la población general de la enfermedad renal para mejorar la atención y los cuidados de los pacientes, sus cuidadores y sus familiares”.
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Movimiento asociativo
La Federación Nacional ALCER ha programado numerosas iniciativas para conmemorar la efeméride, caso de la celebración el pasado domingo en Madrid de la I Carrera Solidaria por el Día Mundial del Riñón, la organización el pasado lunes en el Congreso de los Diputados de la Jornada Parlamentaria: La Enfermedad Renal en España, o la iluminación en color rojo este jueves de monumentos y edificios destacados de todo el país.
Asimismo, y entre otras actividades, las 51 entidades federadas y las dos asociaciones adheridas a la Federación habilitarán este jueves mesas informativas en localidades de toda España.
– A día de hoy, 42 asociaciones de pacientes dedicadas a los trastornos del riñón y de las vías urinarias son ya miembros activos de Somos Pacientes. ¿Y la tuya?