Como explica Emile Esteve, director técnico de Farmaindustria, “en España es casi imposible la falsificación de medicamentos en lo que conocemos como canal legal, esto es, el paso desde el laboratorio fabricante hasta la oficina de farmacia o el hospital a través del distribuidor autorizado. No obstante, el identificador único supone una garantía adicional, y aporta además muchas otras ventajas para el sistema sanitario y el paciente, al incorporar un elemento más de digitalización a las actividades rutinarias de todos los agentes de la cadena del medicamento”.
Es más; junto a las ventajas ya referidas, el identificador único supone una herramienta que presenta numerosas ventajas para el sistema sanitario, ya que a medio y largo plazo podrá mejorar los patrones de uso de los tratamientos, aportando información muy útil para los estudios farmacoepidemiológicos.
Directiva europea
El identificador único de medicamentos es una exigencia derivada de la Directiva Europea de Medicamentos Falsificados y su Reglamento Delegado, que entrarán en vigor el próximo mes de febrero de 2019. Por ello, la industria farmacéutica con actividad en España está ya adaptando sus procesos de fabricación para identificar con un sistema de codificación de datos –‘datamatrix’– los medicamentos envase a envase, para lo que debe adecuar sus sistemas informáticos a fin de efectuar la carga de los números de serie únicos en el sistema de repositorios.
En este contexto, deben destacarse que la adaptación al nuevo sistema, que afecta a 15.000 de los cerca de 17.000 medicamentos comercializados en nuestro país, supone un importante esfuerzo para las compañías farmacéuticas, cifrado en unos 200 millones de euros en concepto de adaptación de las líneas de producción, a razón de 300.000 euros de coste por cada línea.